sábado, 29 de enero de 2011

Cap.42 Se empeño en ir.

-Gracias por traerme Javi, no deberías haberte venido. Has perdido clase, y los primeros exámenes no están muy lejos.
Estábamos en mi jardín, apoyados en su moto.
-Que sí, que sí. Para que veas, que los cabrones a veces somos… buenas personas, ¿no?
-Vale, lo admito, no tendría que haberte llamado cabrón. Al menos no delante de la clase. Pero es que… no sé explicarme…
-Inténtalo.
-A veces, eres un tío increíble, como hoy, o como el día del centro comercial.
-Vas bien.
-Pero otras veces… eres ¡insoportable! Súper borde, y súper creído, y chulo, y… ¡arg! Mira, como el Culebra de la serie esa de Los Protegidos, ¡igual!
-Joder, qué tirria me tienes ¿no? Que tú tampoco eres miss perfecta eh niña, que tienes tus cosas.
-¿Ves? ¡A eso me refiero!
Entonces salió mi madre de casa.
-Mamá ¿qué haces aquí?
-Tenía que ir a correos, y he venido un momento a recoger unos papeles.
Mi madre trabajaba en la oficina de una empresa que fabrica puertas y ventanas.
-Ah, ya decía yo.
-¿Y tú, qué haces aquí? Es la una y media, ¿no salías a las tres?
-Sí, pero no me encontraba demasiado bien y me he venido.
-Pues, hazme un favor anda, que hoy salgo más tarde que es el día de pagar, y los trámites y todo.
-Qué favor, si yo no sé nada de eso.
-Que no, que solo tienes que ir por David al colegio a las dos.
Entonces Javi prestó más atención.
-Claro, yo voy.
-Bueno cielo, yo me voy, adiós.
Me dio un beso y se fue.
-¡Adiós chico!
-¡Adiós señora!
-¿Señora?-dije riéndome.
-Sí. Oye Evelyn…
-Ni lo sueñes.
-Quiero verlo, joder… me cae muy bien.
-Sí, y nos venimos los tres en moto, ¿no?
-No, vamos andando, dejo mi moto aquí. Por favor, quiero ver a David.
-¿Ves? Ahora eres un cielo. ¡Joder, si es que tienes doble personalidad!
Javi se rió y metió la moto en mi jardín.
-¿Te importa si la meto en la parte de detrás de la casa? Por si acaso.
-Venga, pero no tardes.
Volvió y comenzamos nuestro camino hacia el colegio.
Fuimos bastante callados y lo poco que hablo, lo hizo sacando de nuevo su chulería.
-No sé porque tanto interés en ir a buscar a mi sobrino.
-Me cae bien, es un niño que no da por culo.
-No digas eso bruto. Claro que no da por culo, mi sobrino es muy bueno.
-No será porque salga a ti.
-Imbécil.
-Me adoras, admítelo.
-Uy si, muero por ti. Por eso estoy saliendo con tu primo, ¿no?
-Eso se te pasará, ya lo veras-me paró y se fue acercando más a mí-llegará un momento en que apenas lo recuerdes, y empieces a confundirte-se encontraba a escasos centímetros de mi cara, podía notar su respiración, incluso escuchar los latidos de su corazón.
-Sí, sí-me quedé un poco cortada, y la mejor manera de salir de allí era con el viejo truco del reloj-vamos, que es tarde.
Escuché su risa a mi espalda, pero decidí pasar.

sábado, 8 de enero de 2011

Cap.41 ¿Quién dijo para siempre?

-Evelyn, estás adormilada.
-Lo siento, estaba pensando en otra cosa.
-Que te digo, que estarás contenta, ¿no? Por fin viernes, hoy verás a Zac.
-Sí, tengo muchas ganas.
Laura, María José y yo estábamos en la cafetería del instituto, como todos los recreos.
Aunque Laura, estaba un poco abobada y no habló apenas en ese recreo.
-¿Qué planes tienes para el fin de semana con mi primo?
-Pues no lo sé, no me ha dicho nada.
-Qué sosa estás tú hoy, ¿no?
-Es que estoy un poco en otro mundo.
Pues sí, en otro mundo sí que estaba.
Esta relación a distancia me mataba día a día. Yo no estaba acostumbrada, y sólo pensar que tendría que estar así mucho tiempo… Se me quitaban las ganas de todo.
Tengo que aguantar, por él… por nosotros…
“Recuerda pequeña, la distancia no podrá con nosotros… Tú y yo, desde el cielo hasta el mar, y jamás nos separarán”.


Las clases eran muy pesadas, Javi iba a su bola… de vez en cuando me hablaba, pero eran pocas las veces.
-Tía, que te ha preguntado-dijo Javi golpeándome levemente el brazo.
-Señorita González, ¿está bien?
-Eh, sí. Sólo me encuentro un poco mal. ¿Puedo ir al cuarto de baño?
-Claro, pero no tarde.
-No.
-Oye, cuidado no te caigas por el váter-me susurró Javi.
-¡Imbécil!-le contesté.
-¿Perdone señorita? ¿Decía usted algo?
-No, nada.
Salí de la clase y me dirigí hacia el cuarto de baño de mi planta.
Me eché agua en la cara, y me metí en uno de los baños.
Cerré con pestillo, y me senté en el inodoro, porque estaba un poco mareada.
Entonces escuché una voz. En realidad, varias. No las reconocía.
-A ver, cuéntame.
-Clara me ha contado que el chico viene hoy.
-¿De dónde?
-Él estudia en El Castillo. Tía, céntrate.
-¿Entonces, Clara hoy no se viene?
-Que no, que ha quedado con el moreno ese.
-¿Y por qué es tan “secreto”?
-Porque tiene novia, y se puede liar.
No sabía si era lo que yo pensaba, pero sería mucha casualidad de no serlo.
Salí de golpe del baño abriendo la puerta con fuerza y las acorralé.
-¿A qué hora ha quedado Clara con ese tío?-les dije intentando parecer tranquila.
-¿Qué te hace pensar que te lo contaremos?
-Que si no os parto la cara aquí mismo.
-Sí, ya.
-¿Que no?-dije alzando mi puño a la altura de mi cabeza.
-Vale vale-dijeron tapándose la cara-han quedado en el francés a las nueve.
-¿Cómo se llama el chico?
-No lo sabemos.
-¡¿Seguras?!
-Es moreno, y se ve que es americano.
Dije y salí de allí. Al llegar a la clase todos me miraban.
-Evelyn, ¿está usted bien? Ha tardado mucho.
-Sí, lo siento. Es que estaba un poco mareada.
-De hecho, tiene usted mala cara. ¿Quiere llamar a su casa?
-No, se me pasará.
-Está bien. Seguimos, vámonos al siglo diecinueve.
El maestro continuó con la clase y yo me senté en mi mesa.
-Rubia, ¿Estás bien? Tienes mala cara.
-Javi, déjame en paz.
-Vale vale, vaya tela con la niñita. Después el borde soy yo.
-Borde… borde… vosotros nos sois bordes, ¡sois todos unos cabrones!-grité furiosa.
Toda la clase lo había escuchado, y me miraban sorprendidos.
-Señorita, no voy a permitir ese lenguaje en mi clase. Fuera.
Recogí mis cosas, cogí mi mochila y salí de allí, observada por todos.
Unos observaban sorprendidos, otros preocupados. Algunas, incluso divertidas.
Me metí en el cuarto de baño y le pegué un puñetazo a la pared, y otro, y otro más… con tal fuerza, que no sólo me dolían los puños, si no que me sangraban. Las lágrimas me salían sin parar, estaba fatal.
¿Cómo podía hacerme esto a mí Zac? Pensé que me quería.
Y jamás nos separarán… y con la primera rubia zorra que ve me los quiere poner. ¡Será cabrón!
Pero no va a salirse con la suya, no. Esta noche iré y los pillaré.
No me apetecía seguir allí, así que le mandé un mensaje a Sergio diciéndole que no me recogiera a las tres, y me fui. Llegando a la puerta, el conserje me paró.
Ese conserje despistado, con una sonrisa pintada en la cara a todas horas, amable, que lo permite todo. Pero ese día, le dio el puntazo de no permitirme salir de primeras.
-Eh, espera. No puedes salir.
-Sí que puedo, curso primero de Bachiller.
-Dime tu nombre por favor.
-Te lo sabes de sobra.
-Pero son reglas del colegio, dime tus apellidos.
-Evelyn González Fernández.
-Aquí está. Primero Bachiller de Letras.
-Exacto. ¿Puedo irme? Venga Antonio…
-Claro, adiós Evelyn.
-Adiós.
Dije y salí de golpe.
Justo en ese momento, pitó.
Yo seguí mi camino, y me metí en el parque de al lado del instituto, y me tiré en el césped. Puse mi mochila a modo de cabecera, y me tapé la cara con la sudadera que me quité.
Al poco rato, alguien se tumbó a mi lado. Y yo, de lo atontada que estaba, no quise ni mirar.
-Evelyn-Javi, no me hizo falta mirar.
-Qué.
-Sé que en este momento es la pregunta más absurda del mundo pero… ¿estás bien?
-No. ¿Cómo me has encontrado?
-Antonio el conserje, me dijo que te fuiste. No sé porqué pero pensé que estarías aquí.
-Ah.
-Evelyn, te sangran los nudillos.
-Ya pararán.
-Espera aquí anda.
Se fue y yo me quedé exactamente en la misma posición. Volvió al poco rato.
-Quítate el pañuelo del cuello y dámelo.
-Para qué.
-Por favor…
Le hice caso y se lo di. Entonces sí que lo vi Tenía una bolsa de hielo en la mano, y una botella de agua grande.
Abrió la bolsa y cogió algunos hielos, los metió en el pañuelo y lo enroscó. Lo soltó a su lado, y abrió la botella de agua.
-Pon las manos hacia adelante.
-Para…
-Tú hazlo-me interrumpió.
Las puse y me echó agua.
-Haz algo, y restriégate, que no se limpiará sola.
Me limpié la sangre mientras el agua caía. Cuando solo quedaban heridas, claramente recientes, me dio el pañuelo.
-Tienes las muñecas hinchadas. Ponte el pañuelo alternativamente en cada mano.
-Gracias.
-De gracias nada. Ahora, ¿me vas a decir qué te pasa?
-Nada.
-Ah, entonces por nada, me has llamado cabrón delante de toda la clase, te has ido, estás en el parque sola, con los puños llenos de sangre… pues yo diría que algo te pasa.
-Pues eso que te dije… los tíos, todos unos cabrones.

Cap.40 Despedidas

-Bueno, ¿qué película vemos?
-Yo quiero ver una de miedo-dijo Dani.
-Yo una romántica-prosiguió Laura.
Empezaron una pequeña discusión sobre qué película ver.
-A ver-les dije-de miedo, quieren verla Sergio, Dani, Adrián y María José. La romántica, quieren verla Xiza y Laura. Y yo me meteré con David a ver la que él quiera. ¿Listo? Y el individuo que queda, que se meta donde quiera-dije con aire divertido.
Los chicos y María José se meterían a ver “Los ojos de Julia”. Laura y Xiza, entrarían a ver “Tres metros sobre el cielo”. Yo, entraría a ver “Las crónicas de Narnia” con David.
Todos compraron las entradas, menos David, Javi y yo.
-Dos entradas para las Crónicas de Narnia, por favor.
-Tres-dijo una voz detrás de mí.
Increíble. Es que no me entra en la cabeza. Pero, ¿qué hace este niño viendo esta película, que no creo ni que le guste?
-¡Bien! Javi, ¿te pondrás a mi lado?
-Claro que sí, ¿somos colegas no? Tenemos que estar juntos.
-Cóbrate dos entradas de aquí-le di un billete de diez euros, y me devolvió un euro.
Pagué las entradas, y pasando de Javi arrastré a David hasta el puesto de palomitas y comida.
-Yo quiero chucherías.
-No, te compraré palomitas.
-¡Y coca cola!
-No, no puedes beber cafeína, que luego no duermes. Te pediré un zumo.
-Qué plasta.
-¡Oye! A mí no me llames así eh, que no te llevo más a ningún lado.
Compré las palomitas y me entré en la sala. Ya estaban poniendo los anuncios anteriores a la película.
Poco después, llegó Javi.
-¡Hala! ¡Cuántas cosas!
Creo que le gustaba llevarme la contraria. Traía en las manos un vaso súper grande de coca cola supongo, con dos pajitas, y una bolsa enorme con chucherías y paquetes y todo…
-No David, son para él. ¿Y tú no puedes sentarte en otro sitio?
-Es que mi entrada me asigna este sitio. Y las chucherías son para los dos, para mi coleguita y para mí, eh chaval. Cómo te vas a poner…
-Javi, no…
-Joder Evelyn, eres una tía muy amargada-odiaba su carácter de chulito-deja que el chico coma y beba lo que quiera… si no lleva apenas alcohol.
-¡¿Qué?!
-Que es broma.-dijo riéndose- Qué fácil es engañar a tu tía eh, colega.
-Sí, jaja.
Es tan… ¡Arg! Insoportable. Increíblemente insoportable.
Durante la película noté su mirada posada en mí varias veces.
Verlo jugar y decir tonterías con David me gustaba, tenía buena mano para los niños.
Y por fin, terminó la película.
La cosa era, que la nuestra terminaba media hora antes que la de los demás, y teníamos que esperarlos.
Estuvimos dando un paseo los tres.
-¿Te ha gustado David?
-Sí, ¡ha sido increíble! Con las espadas, y el dragón, ¡yo de mayor seré así!
-Pero si eso solo es en las películas, no existen.
-Es verdad… pues de mayor, ¡seré como Javi!
Javi lo oyó y se rió, aunque giró la cara para no enfadarme aún más.
-Pues mira, prefiero que te parezcas a Zac, que estudia mucho más y tendrá un futuro mejor.
-No, yo quiero como Javi. Es rubio como yo.
-Pero Zac te compra helados.
-Y Javi me ha comprado ropa y unas gafas.
-Que no, que Javi es Javi, y tú de mayor serás David, y basta.
Me sacó la lengua y se fue para el lado de Javi, que lo cogió en los hombros.
-Rubia, es ya la hora, ¿dónde has quedado con esta gente?
-En el Starbucks-dije seca.
-Pues vamos colega.
Eché a andar tras ellos y al llegar ya estaban allí.
-Eh chicos-dijo Dani-, estábamos hablando que ya no tenemos hambre con las palomitas y eso, y pensábamos en irnos ya a casa, que mañana madrugamos todos.
-Casi todos-dijo Xiza riéndose.
-Además yo trabajo en un rato.
-Por mí bien. Además, tengo que despedirme de mi hermana, que se va esta noche.
-¡Es verdad! Que guay tía-dijo Laura.
Nos fuimos hasta los coches, y nos separamos.
Volvimos a sentarnos en el mismo orden en el que habíamos venido.
Pero ahora, íbamos mucho más callados.
David se quedó dormido con la cabeza apoyada sobre las piernas de Javi, que posaba su mano sobre el cuerpo de David, rozando mi mano.
Ese mínimo rozamiento me causó escalofríos, pero no me disgustaba para nada.
-¿Dónde os suelto Evelyn?
-En mi casa, mi hermana estará allí ya.
Llegamos al poco tiempo, y Javi lo bajó del coche cogido en brazos.
Selena no estaba allí, llegaría enseguida.
Guié a Javi hasta el cuarto de David, y poco a poco le quitamos la ropa al pequeño y lo metimos en la cama.
Cerramos la puerta y bajamos las escaleras en silencio.
Salimos a la puerta y me dirigí hasta el coche, donde seguían Dani y Xiza.
-Adiós chicos, gracias por traerme. Si mañana no nos vemos, hasta el fin de semana.
-Buenas noches guapa-me dijo Xiza sonriendo.
-A ti te veo mañana en el instituto-dije dirigiéndome a Javi-hasta mañana.
-Sí, sí, buenas noches.
-Soso.
-Amargada.
Me giré de golpe y me dirigí hacia mi casa, oyendo las risas de Javi tras de mí.
Al entrar, me senté en el sofá a esperar a Selena con mis padres, mientras le contaba mi día. No tardó mucho.
-Evelyn, ¿y David?-fue lo primero que dijo al verme.
-Está dormido, en su cuarto.
-Bueno, ahora subiré a darle un beso. Ven aquí anda.
Fui hacia ella y nos abrazamos muy fuerte.
-Cuida bien de mi niño, Evelyn. Que Pedro y mamá trabajan mucho. Y Jonathan también. Sé que no es justo que tengas que estar tres meses cuidando de él, y menos estando en Bachiller, pero es que no me lo puedo llevar…
-Que no te preocupes, si a mí me encanta estar con él. Y a mis amigos también, incluso esta tarde se ha hecho amigo de uno de mi grupo. Le ha comprado una chaqueta de cuero y unas gafas de sol.
-Joder, pues por mí que se lo lleve más días, a ver si me lo acaba vistiendo cada día.-dijo riéndose-Voy a verlo.
Selena subió y Jonathan se sentó en el sofá junto a Pedro, y empezaron a hablar de fútbol.
Al rato bajó de nuevo, con las lágrimas saltadas.
-Cuidármelo mucho por favor…
-Qué tonta, ven aquí-mi madre la abrazó y las dos empezaron a reír y llorar, era una mezcla un tanto extraña.
Estuvimos un rato allí en el salón despidiéndonos, hasta que llegó la hora.
-Bueno, yo tengo que irme, que me estarán esperando.
-Jonathan, ¿tú vas descansado no? Si no la llevo yo-añadió Pedro.
-Sí, no te preocupes esta tarde me eché un rato y voy descansado.
-Bueno, ten cuidado eh.
Tras otra pequeña despedida, se fue.
Yo subí a ducharme y me acosté, estaba agotadísima.

Cap.39 Eran réplicas

-¡Mamá me voy!
-¿Dónde vas? Si sólo son las cuatro de la tarde.
-Ya lo sé, voy a ir al centro comercial.
-¿Al centro comercial? ¿Con quién?
-Con mis amigos.
-¿Qué amigos?
-Mamá, los de siempre, Sergio, Laura, María José…
-¿Zac?
-No, él está en el Castillo.
-¿Cómo va por allí, hablas con él? Cuidará la casa, ¿no?
-Mamá sí, genial todo, ¡me voy!
Salí por la puerta y cerré de un portazo, para que me dejara en paz. Qué pesada madre mía…
Sergio aún no estaba en la puerta, así que fui a su casa.
Llamé a la puerta y me abrió al instante.
-Venga, vámonos. Te suelto en la casa de tu sobrino, y allí te recoge Xiza con el coche.
-Vale, vamos.
Al poco nos montamos en la moto y nos fuimos.
En la casa de mi sobrino me esperaba Xiza, a la que le hice una señal con la mano para que me esperara mientras yo entraba a por David.
Llamé al timbre, y al momento me abrió Jonathan.
-Hola, vengo por David, que al final vamos a ir al centro comercial.
-Claro. Pero tienes que traerlo antes de las once, que se va tu hermana y tiene que despedirse.
-Por supuesto, si mañana tengo instituto.
-¡David!-gritó Jonathan.
Vino enseguida y nos fuimos.
En el coche estaban Xiza, Dani y Javi.
David se sentó en medio, entre Javi y yo.
-Hola a todos, ¿qué tal?
-Hola Eve, pues genial. ¿Y tú, has hablado con mi hermano?-preguntó Xiza.
-Sí, bueno… anoche estuve hablando con él y tal. Le pedí que viniera hoy, pero dice que hasta el viernes no puede. Es que entre el trabajo, y la universidad, no da abasto. ¿Y tú Dani, no vas hoy al bar de mi cuñado?
-No, hoy van él y Hugo. Me toca el turno de noche.
-Anda, que vaya noche voy a pasar. No me gusta cuando tiene el turno de noche, me siento muy sola. Qué ganas tengo de que nazca el bebé…-dijo Xiza.
-Perdona, creo que me pierdo… ¿qué bebé?
-¿No te lo había dicho? ¡Lo hemos conseguido! Tras buscarlo mucho, ¡estoy embarazada!
-¿Enserio? No me lo puedo creer, ¡eso es genial!
-Pues sí. Serás tita-dijo riéndose Dani.
-Ella es mi tita-contestó David y todos estallamos en carcajadas.
-Pues serás tita por segunda vez, mejor dicho-me dijo Xiza.
-Bueno, aunque yo con Jennifer también me siento tita-dije risueña-, y, ¿será niña o niño?
-Aún es muy pronto, pero queremos una niñita.
-Mira el padre, jaja te imagino ya llevándola al ballet.
-Sí, y que se ponga también él un tutú-solo entonces intervino Javi.
-A mi prima Jenny le gusta el ballet-David también quiso participar.
-Bueno, ¿y cuál sería el nombre de la niña?-pregunté curiosa.
-Yo quiero ponerle Naiara-Xiza
-Naiara, es genial.
La verdad es que me encantaba ser “tita” otra vez. En realidad, si yo no estaba casada con Zac no era tita oficial, pero eso a mí me daba igual.
-¿Sabes Eve? Pensamos en ir al centro comercial de El Castillo, para que vieras a Zac. Pero después pensamos que no era un buen plan, ya que él está muy agobiado-me dijo Xiza.
-Joder, y por qué me lo decís ahora…
-No te preocupes, que dentro de dos días lo ves.
-Ya, lo sé.
-¡Zac! Yo quiero verlo-David lo adoraba.
-Ya lo sé David, pero es que no está aquí.
-Entonces, ¿vuelves con el rubio?
-A ver si te aprendes ya mi nombre chaval.
-Se llama Javi, y no estoy con él. Y tú no le hables así a mi sobrino.
-Pero si él y yo nos llevamos genial, ¿verdad enano?-dijo pasándole el brazo por encima y rascándole la cabeza con los nudillos.
-A mí no me llames enano, que ya tengo siete años.
-Joder, ¡qué viejo! Ya mismo te casarás y todo, ¿no?
-Tonto-dijo y le sacó la lengua.
-No lo chinches más Javi.
-Venga, que ya hemos llegado-dijo Dani, creo que un poco al margen de las conversaciones de los asientos traseros de su coche.
No nos costó aparcar, porque no había muchos coches.
María José nos esperaba con Adrián, Laura y Sergio. Los cuatro vinieron en moto.
-¡Laura!-dijo David corriendo hacia ella, y se lanzó encima.
-¡Qué guapo eres jodido!
-Algo tuvo que ver su tía-añadí yo divertida.
-A ver, los planes para hoy son claros-dijo Sergio-tenemos compras, recreativos, y cine. Si luego quedan ganas, cenamos en el Burguer.
-¡Yo quiero ir al cine!-gritó David.
-Bueno, pues aquí nos dividimos. Las chicas tenemos el rumbo marcado.
A las seis y media nos vemos en los recreativos-dijo María José.
-Venga, vamos David-le dije poniéndole la mano para que me la cogiera.
-No, yo quiero con los chicos.
-No David, tú te vienes conmigo.
-Yo quiero con el rubio.
-Pos nos ha jodido el niño…-le oí decir a Javi.
-No te preocupes Javi, que el niño-dije destacando esas dos últimas palabras-se viene conmigo.
-No, se viene con nosotros. Este hoy se aprende mi nombre.
-No de verdad, que si le pasa algo mi hermana me mata.
-Pero que no le va a pasar nada, tú vete a comprarte ropa. Hala, dile adiós a tu tía niño.
-Adiós tita.
-¿Ves? El niño está muy contento conmigo.
Las chicas me tiraron del brazo y separamos nuestros caminos, aunque yo seguía mirando para atrás. No me quedaba para nada tranquila dejando a mi sobrino en manos de Javi. En otros tiempos me hubiera dado igual, pero últimamente no estaba muy en su sitio. Lo único que me daba algo de esperanzas es que Sergio estaba también y estando él no le pasaría nada a mi sobrino.
Estuvimos en todas las tiendas que nos fuimos encontrando, probándonos cosas y haciendo el tonto. En la última tienda, nos probamos un vestido cada una. Eran horribles, era una tienda como de antigüedades, pero nos lo pasamos genial probándonoslos. Estábamos reventadas, así que decidimos esperar a los chicos en el Starbucks. Eran las seis y cuarto.
-Pues Adrián en la cama es increíble…-dijo María José entre risas.
-Yo no puedo decir gran cosa, ya que ¡al último que me tiré estaba borracha!
-Joder Laura, qué listón llevas…-le dije.
-Dani es genial, se demuestra con el bombo que tendré dentro de unos meses-las cuatro nos echamos a reír.
-Bueno Evelyn, ¿cómo es Zac?-preguntó Laura.
-Uhh-empezaron a decir todas.
-No diré nada, me lo guardo para mí.
-Pues mira mejor, no me interesaba mucho saber la vida sexual de mi hermano-las tres volvimos a echarnos a reír y llegaron los chicos.
Mejor dicho, tres de los chicos. Me preocupé al momento.
-Adrián, ¿dónde está mi hermano?-preguntó María José.
-¡Mi sobrino! ¿Dónde está?
-Tranquilízate Eve-me dijo Sergio-está con Javi.
-¿Y eso me tranquiliza?
-Es que se empeñó en llevárselo él. Han ido por su cuenta toda la tarde.
Saqué el móvil y busqué el número de Javi. No me lo cogía. Empecé a desesperarme un poco.
-Tía Eve, no lo llames, vienen ahí-Laura me avisó.
Al fin los vi.
-No me lo puedo creer…-susurré.
Javi venía con David a su lado. Ambos con cazadora negra de cuero. La misma cazadora negra de cuero. Y con unas Ray-Ban puestas. Los dos rubios. Eran como réplicas.
Fui corriendo y lo cogí en brazos.
-Pero, ¿en qué has convertido a mi sobrino?
-Pero si a él le encanta, ¿a que sí?
-Sí, ¿a qué voy guapo tita? Javi me ha dicho que trincaré mucho si llevo esto puesto.
-Lo mejor, ¡se sabe mi nombre!-gritó riéndose.
-¡¿Trincar?! ¡Javi, que es un niño!
Me enfadé con él y me llevé a mi sobrino con los demás.
Le intenté quitar las gafas y la chaqueta, pero no quiso.
-Que no, que me gusta mucho. Son iguales que los de Javi.
-Oye David, ¿y cómo te los has comprado? Si tú no llevabas dinero.
-Me los ha regalado él.
-Ah.
Estuvimos en los recreativos, jugando a las máquinas. Yo jugué al hockey de aire, que me gusta mucho.
Estaba un poco cansada, así que me senté en unas mesas que había allí mientras David jugaba a los bolos con los demás. O al menos lo intentaba.
Para mi desgracia, vino Javi adonde yo estaba.
-¿Cuánto te ha costado lo de mi sobrino?
-¿Qué más da?
-Lo pago yo. Es mi sobrino.
-Da igual. Es un regalo mío, así se acordará de mí.
-El cariño de los niños no se compra con cosas, se gana estando con ellos.
-Yo me he ganado su cariño estando el día con él. Luego, le he regalado eso porque le gustaba lo mío.
-Pues nada, si tú quieres pagarlo allá tú.
-No te enfades rubia.
-Sabes que mi sobrino es lo más importante de mi vida. ¿Y si le hubiera pasado algo?
-Conmigo es probablemente con la persona con la que más seguro estaría.
-Ya…
-Venga Evelyn… le he cogido mucho cariño a ese crío. Déjame que disfrute de su compañía sin tener que aguantar tus malas miradas, ni tus enfados…
-Si le pasa algo al niño, un solo rasguño, te mato.
-Que sí tonta, no te preocupes-me sonrió.
Y por un momento lo vi, ese era el Javi de antes. Su sonrisa. Su vieja sonrisa. Sin máscaras de tipo duro ni chupas de cuero ni gafas Ray-Ban, que llevaba puestas sobre la cabeza.
-Vamos, que te echo una al hockey de aire, listilla.
Jugamos al hockey un par de veces, en las que gané yo.
-¡Qué malo eres! Jaja, malo, ¡perdedor!
-Deja ya de meterte conmigo ¿no?
-No, aún me queda un rato de cachondeo.
-Pues nada, avisa cuando te hartes.
-¿Hartarme de ti?
-Seamos sinceros Evelyn. Tú jamás podrías hartarte de mí.

Cap.38 Primer día de instituto

Al llegar al instituto, me esperaba Laura en la puerta.
Me bajé de la moto y me despedí de Sergio.
-Gracias por seguir trayéndome al instituto aún cuando tú ya no estás en él.
-No te preocupes, yo ahora tengo que ir a entrenar. Iré a correr a la playa.
-Bueno, a las tres nos vemos, ¿no?
-Sí, hasta luego, suerte en tu primer día de instituto, te hará falta.
-No tantos ánimos, eh.
Sergio arrancó la moto y yo me acerqué a Laura.
En el fondo, me gustaba estar de nuevo en el instituto.
Caras nuevas. Caras viejas. Caras que deseas ver, y otras que no.
Fuimos a mirar las listas de clase, aunque sabíamos que no habíamos caído juntas. Laura había cogido el Bachiller de Ciencias, y yo el de Letras.
Pero bueno, teníamos que ver con quién habíamos caído.
Genial, no conocía a casi nadie de los que habían caído en mi clase.
Fran, ni idea. Teresa, a saber. Ildiko, ni siquiera sabía de la existencia de ese nombre. Javi. Un voto de esperanzas. Apellidos, a ver… ¡Sí, es él! Genial.
-Tía, he caído con Javi, al menos sé que tan sola no estaré.
-Pues yo con Adrián.
-Y ¿María José?
-No va a hacer Bachiller, va a sacarse un módulo de algo, no recuerdo el qué.
-¡Es verdad! Me lo dijo, de Jardín de infancia.
-Sí.
-Oye, y Clara, ¿se ha metido en el tuyo o en el mío?
Nos giramos de golpe para mirarlo, y el cuerpo se me heló en ese preciso momento. Tendía que aguantarla un curso entero, dos si aprobaba al final de curso, Dios mío…
-Por favor, vayan entrando en sus correspondientes aulas.
El director, tan amable como siempre. Con su barriga cervecera, sus gafas de culo botella y su calva exceptuando la parte superior de las orejas.
-Bueno Laura, en el recreo nos vemos, suerte-la abracé y me fui hacia la clase que, según la lista, me correspondía.
Estaba en la tercera planta, junto al aula de plástica.
Al entrar, estaban algunos de pie charlando, otros sentados. Otros, no se había adaptado al horario y bostezaban.
Entonces fue cuando lo vi. Estaba sentado en una mesa con los pies sobre el respaldo de la silla, mirando por la ventana. Fui hacia él.
-¡Javi!
-Hola Evelyn, no sabía que venías a esta clase.
-¿Ah, no? Pero si mi nombre está en la lista.
-Yo ni siquiera he mirado la lista.
-Qué vago eres.
-No soy vago, simplemente no tenía ganas de ver los “frikis” con los que tendré que pasar todo un curso.
-Gracias por la parte que me toca guapo.
Me miró a la cara y me pareció verle una sonrisa.
-Te aseguro que no iba por ti.
Me miró a los ojos, y le sostuve la mirada unos instantes. Luego, la volví.
-Bueno, y ¿cómo te va todo?
-Bien, ahí estamos.
-¿Estás con alguien?
-Qué va, yo paso de amores.
Ya, tú pasas de amores pero todo Dios afirma que sigues colado por mí…
No era plan de decírselo, ya que ni siquiera sabía si era verdad.
-Bueno, te llegará tu momento.
-Y a ti ¿cómo te va… con mi primo?
-Bueno, a pesar de que no lo veo apenas, creo que va bien. Hice un mes hace un par de días.
-Eso está bien.
-Oye, esta tarde me ha comentado Sergio algo sobre un centro comercial, ¿tú también vas a ir?
-Sí, mi hermana se ha puesto muy plasta para que vaya, dice que ya nunca voy con el grupo.
-Pues mira, yo también voy. Así que tienes que ir, ¡eh!
-Pues habrá que ir…
Los dos sonreímos y nos sentamos, pues el maestro entraba por la puerta.
Nos sentamos juntos, en la última fila. Clara se sentó más adelante, y no tuve que verla apenas.
Estuvimos toda la mañana rellenando papeles con nuestros datos, para los maestros. Y por supuesto, estuvimos toda la mañana hablando.
Tocó para el recreo, y Javi y yo nos despedimos con un beso en la mejilla.
-Espero que al empezar las clases en serio, se pongan las pilas, señorita González y señor García.
-Sí, no volverá a pasar.
Salí de la clase y me dirigí hacia el sitio donde solía quedar con Laura en mi instituto a la hora del recreo. Los baños.
Tras esperar un rato, llegó ella.
-Joder tía, qué mierda, cómo me he aburrido. En mi clase son todos unos frikis.
-A mí se me han pasado las horas volando.
-¿Y eso?
-Pues verás...
-¡Hola chicas!-interrumpió María José.
-Vamos a la cafetería, que tengo un hambre que me muero.
-Tía pues yo no tengo hambre, si son las once y media de la mañana.
-Laura, es que tú no comes nada-proseguí yo-pues yo si tengo hambre, así que vamos.
Yo me pedí una tostada con un zumo, y María José se cogió una tostada, un dulce, y un café bombón.
-Hala tía, eres más bruta…-dijo Laura y las tres estallamos en carcajadas.
-¿Qué tal te ha ido a ti en el módulo? Has tenido suerte de que tuvieran ese exactamente en este instituto.
-Y que te cogieran-siguió Laura.
-Vale, he tenido mucha suerte. Me va muy bien, son muy amables todos. Y a vosotras, ¿cómo os ha ido?
-A mí mal, ¡he estado aburridísima! Tu novio, no hacía más que hablar con un friki de juegos del ordenador, qué plasta…
-Ay, ¡qué mono!-contestó María José-y a ti Eve, ¿cómo te ha ido?
-Sí, estaba a punto de contármelo cuando llegaste.
De repente miré ligeramente por las paredes acristaladas de la cafetería y me encontré con la mirada de Javi en un banco, que me guiñó un ojo.
-¿A mí? Pues… bien, el maestro es enrollado.
-¿Enrollado? Evelyn, te ha tocado con el Tortuga, ¿me equivoco? Es el maestro más pesado y plasta del instituto.
-Ya, pero no sé, vendrá de buen humor.
Lo que necesitaba que María José pensara que ahora estaba otra vez con su hermano, y que le haría daño a su primo Zac.
-Anda mira, ahí están Adrián y mi hermano.
María José los saludó por el cristal y ellos nos devolvieron el saludo con una sonrisa.
-Bueno, vamos al baño anda.
-¿Para qué?
-Para echar un pitillo-me susurró.
-Oye, pero que ya estamos en Bachiller y podemos salir a fumar fuera, ¿no creéis que es mejor?
-Qué va-dijo María José-a mí me van las costumbres.
Entramos en el cuarto de baño de la planta baja y estaban las típicas pijas maquillándose y arreglándose el pelo. Nos metimos las tres en ese mini-cuarto de baño compuesto por inodoro y papelera. Mi instituto, lo más cutre que hay. Estábamos en el último cuarto, ya que ese está comunicado con una ventana y el humo sale por ahí.
María José se lo encendió y se lo fumó tranquilamente.
-¿Qué hora es?
-Son las doce menos diez-contesté mirando el móvil.
-Así que date prisa-le dijo Laura.
Al acabarse el cigarro, salimos del baño, y nos separamos, porque pitaría en cuestión de segundos.
Miré en mi bolso el horario que me habían dado a primera hora, y ahora me tocaba Sociales. Genial, así podía hablar con Javi.

Cap.37 Giro inesperado

Mi vida había pegado un giro inesperado en poco tiempo.
Yo, que estaba soltera, liándome con cualquiera, y buena con mi madre.
Ahora, tengo novio, y a mi madre la trato como a una fregona. Sí, algo bueno por algo malo.
Lo de mi madre, es más que nada, porque últimamente chocamos mucho. Ella antes se creía que yo era la niña perfecta. No volvía tarde, no salía con chicos… Ya ves, todo por el cariño que le tenía a Óscar.
El tema de mi hermana, quedó solucionado. Es más, mañana por la tarde se va. Esos tres meses, David duerme en mi casa, ya que Jonathan madruga mucho para abrir el bar.
-Evelyn, duérmete ya que mañana es el primer día de instituto. Zac y yo hablábamos todas las noches por teléfono. Yo ponía el altavoz y así mientras podía escribir en mi diario.
-Es que no tengo sueño.
-Como faltes mañana al instituto me enfado, ¿eh?
-Sí. Y tú, no faltes a la universidad ni al trabajo.
-Que no… Además, yo ya llevo dos semanas, y mañana es tu primer día.
Yo seguí con mi diario.
“Zac está en una universidad de El Castillo, de informática. Tiene allí una casa alquilada con un amigo, y le ha salido a muy buen precio. Casi tirada. Mi casa. La casa en la que viví hasta los nueve años.
Por la mañana trabaja en una cafetería, y por la tarde va a la universidad.
Algunos días viene a verme. Otros, no. De todas formas nos vemos todos los fines de semana.
A Sergio, le va todo genial. Ha dejado el instituto, ya que un patrocinador de surf se ha interesado por él.
Laura, sigue en busca de su príncipe azul.
M. José y Adrián están como siempre, muy acaramelados.
Javi, dice que va a su bola y que me tiene más que olvidada. Otros, afirman que no es verdad, que sigue hasta los huesos de mí. Yo apuesto por lo último.
Aunque la verdad, con lo pasota que está… es un pasota total, y no echa cuenta de nada… tipo, “el Culebra” de la serie “Los Protegidos”.
Se da aires de chulo, y no aguanta con las tías más de 4 horas.
Xiza y Dani, están como nunca. Están buscando incluso un bebé”.

-Venga Evelyn, que es muy tarde. A dormir.
-Jo, qué más te da. Qué te cuesta hablar más rato.
-A parte del dinero…
-¡Agarrado! ¿Qué pasa, que no te puedes gastar el dinero en hablar con tu novia por teléfono?
-Que sí tonta, pero es que ya es la una y cuarto, y no quiero que mañana te quedes dormida en la clase.
-Jo… bueno, vale, ¡pero mañana vienes a verme!
-Evelyn, que mañana es miércoles… no tengo tiempo de nada, espérate al viernes.
-Joder… me empiezo a hartar de esto ya…
-Pues te queda bastante…
-Ya…
-Mi vida.
-¿Qué?
-Recuerda… La distancia…
-No podrá con nosotros-dijimos al unísono.
-Buenas noches princesita.
-Buenas noches, que descanses.
-Suerte mañana. Por cierto… Tú y yo…
-Desde el cielo hasta el mar…
-Y jamás nos separarán.
Colgué el teléfono y cerré mi diario.
Me quedé tumbada en la cama. Permanecí inmóvil y callada un buen rato.
Cómo lo echo de menos… estas relaciones a distancia, son una mierda.
Sobre todo para mí, que desde lo de Óscar, soy un poco desconfiada.
Hay que joderse.

Por la mañana.
-Evelyn, son las siete y media. ¡Llegarás tardes i no te despiertas!
-¡Que ya voy!
-¿Quieres desayunar?
-¡Hazme un vaso de leche y una tostada!
-Vale.
Qué mierda, estoy muerta de sueño. Debí hacerle caso a Zac.
Me levanté poco a poco y fui hasta el baño. Me di una ducha. El agua estaba caliente, y eso me sentó genial. Luego, me vestí. Unos vaqueros y una camiseta de mangas cortas de color rosa fucsia. Excelente elección.
-¡Evelyn, se te enfría la leche!
-¡Que voy!
Qué pesada macho…
Bajé a desayunar rápidamente, pues se me había hecho tarde.
-Échate lo que quieras en la tostada.
-No esperaba menos.
Me eché mantequilla y mermelada de fresa.
Cuando miré el reloj, eran ya las ocho y cuarto.
-Me tengo que ir-fui a lavarme los dientes y al volver, ya estaba Sergio en la puerta.
-¡Adiós!
Cogí un bolso y me monté en la moto, tras ponerme el casco, claro.
-¿Qué harás hoy?
-Supongo que cuidaré de mi sobrino, para que mi hermana pueda preparar sus cosas para la gira.
-Joder rubia, no puedes encerrarte así. Que tu novio esté en el quinto pino no te da derecho a no salir. Así que hoy te vienes al centro comercial, y punto.
-Pero David…
-David se viene. ¡Y ya está!-aceleró la moto y llegamos en poco tiempo al instituto.

lunes, 3 de enero de 2011

Cap.36 Cotillas

Esa noche hacía bastante frío, para ser agosto.
Lo busqué, estaba tumbado en el césped de mi jardín.
-Hola.
-¡Evelyn!-dijo sentándose de golpe.
-Shh, que es tarde-me senté a su lado.
-Perdón. Evelyn, yo no quería…
-Déjalo Zac. No pasa nada, fue el calentón. No vuelvas a hacerlo, por favor…
-¡Por supuesto que no!-se abalanzó sobre mí para abrazarme y los dos acabamos tumbados en el suelo.
Estuvimos viendo las estrellas.
-Por un momento creí que te perdía.
-Eso espero que no pase nunca.
-Por cierto, monísimo el pijama-dijo riéndose.
-¡Imbécil!
-No me insultes, que lo decía enserio. ¿Qué harás mañana?
-Iré a pasear al perro de mi hermana con mi sobrino.
-No sabía que tu hermana tuviese perro.
-Sí, un labrador. Me lo compraron a mí de pequeña, pero como no lo cuidaba, se lo quedó mi hermana.
-Oh, qué irresponsable…
Le eché una mirada asesina.
-No me mires así, es verdad…
Bostecé y Zac se dio cuenta.
-Anda, vete a dormir.
-No, que quiero estar contigo.
-Venga Eve mañana si quieres os acompaño a David y a ti a pasear al perro.
-Está bien, a las doce en mi casa, ¿vale? Comeremos fuera.
Nos despedimos con un abrazo y un largo beso.
-Hasta mañana-susurré y me despedí con la mano.

Por la mañana.
-¡¿Dónde está?! ¡¿Sigue durmiendo?!
Los chillidos de mi hermana me despertaron.
Ella y mi madre entraron de golpe en mi habitación.
Mierda, no cerré el pestillo.
-¡Pero, ¿tú estás loca?! ¡¿Sabes lo que puede costarme tus jueguecitos de niña?!
-Deja de gritarme Selena, ni siquiera sé de qué me estás hablando.
Me lanzó a la cara una revista. En la parte inferior derecha, un letrero destacó ante mis ojos.
“¡La hermana de Selena Rainbow, pillada in fraganti!”
Miré rápidamente el sumario, para saber la página. Veintidós.
Pasé las hojas temiéndome lo peor, y allí estaban.
Varias fotos mías con Zac, junto a su coche.
Yo estaba en sujetador, tapándome con las manos riéndome, ante los ojos risueños de Zac.
Fue el día de la cueva.
“Evelyn, la hermana de Selena Rainbow, ha sido pillada en ropa interior con un chico, ¡en plena calle! Parece que a esta chica, ¡le va el riesgo!”
-¡Te lo dije Evelyn! ¡Pasaste de mí!
-Selena, no estábamos haciendo nada, me cambié de ropa porque…
-¡No quiero excusas! Eres una irresponsable, una inmadura!
Selena se fue histérica.
Mi madre, callada hasta ahora, decidió interrumpir. Y de qué manera.
Vamos, que su decisión se me quedaría marcada en la cara un buen rato. Cómo escocía…
Una vez sola, llamé a Zac.
-¿Zac?
-[…]
-Ni se te ocurra venir.
-[…]
-¿Qué por qué? Mira, ve al estanco, y compra la revista “Pop Star”. Por cierto, enhorabuena, ¡te harás famoso!-colgué sin dejarle contestar.
Parece que Zac es gafe, desde que estoy con él sólo peleamos.
Aunque esta vez, no ha tenido la culpa. Quizá cuando dijo que por allí no pasaba nadie, lo pensaba de verdad.
Cómo se ha puesto mi hermana… pero a cierto modo, no le falta razón ninguna. Sólo espero que esto no arruine la gira que tenía prevista para ls meses de septiembre, octubre y noviembre.
Miré la hora en el móvil, las diez.
Como ya no tenía nada que hacer, y estaba cansada, decidí volver a dormirme.


-Evelyn, despierta. ¡Evelyn!
-¡Ah!-chillé y casi me caigo de la cama-Joder Sergio, casi me matas.
-¿Cómo se te ocurre? Te llevé a la cueva para que no lo hicieras en plena calle.
-Que no estábamos haciendo nada… Me cambiaba de ropa, porque la mía estaba mojada.
-Encima ha tenido que ser justamente esa revista, la ganan todas las adolescentes.
-Mira, me haré famosa y todo.
-Estás loca.
Justo en ese momento, entraron Laura y María José.
-Follando al aire libre, ¡uhh!-dijeron casi al unísono.
-¡Bajad la voz! Joder, otra vez… ¡no estábamos follando!
-Tía, te harás famosa-dijo María José-no, mucho mejor… ¡nos haremos famosas todas!
-No nos haremos famosas, ni yo ni vosotras.
-En realidad, tú ya habías salido en varias revistas-dijo Laura leyéndola.
-Sí, pero como familia de la cantante, ¡no como protagonista!
-Joder tía, pues no haber hecho nada.
-Sergio, te vuelvo a decir que no era mi intención.
Y volvió a abrirse la puerta, con Zac en ese momento.
-Evelyn, ¿qué ha pasado?
María José no tardó en saltar.
-¿No lo sabes? Han dado la exclusiva.
-Sí, lo he visto, pero, ¿por qué nosotros? ¿Cómo? ¿Quién es Selena Rainbow?
-A ver, Mr. English, que a lo mejor tú que vienes de América no tienes ni idea. Aquí, la pervertida de tu novia, es hermana de una cantante, y es conocida por la prensa, y el periodista al verla, os echó fotos.
-No sabía nada… en América no se la oye mucho todavía.
-Escuchadme. Mi hermana tenía casi asegurada una gira para dentro de poco, y temo que esto la eche atrás.
-No seas tonta.- Zac se puso a mi lado- Eso no va a pasar.
Estuvimos todos en mi cuarto charlando sobre el temita de la revista un buen rato.
Era la hora de comer, y todos menos Zac se fueron.
-Entonces, tu hermana está disgustada.
-Sí.
-Y tu madre.
-Me ha soltado una hostia en plena cara.
-Lo siento.
-Tú no tienes la culpa tonto.
-Es que no me gusta nada verte así.
-No te preocupes, a ellas se les pasará.
-¿Quieres que vayamos a comer algo?
-No, no tengo hambre.
-Evelyn, ¿estás en casa?
-¡Sí!-grité-Zac, ¿quién te ha abierto la puerta?
-Un hombre, no sé…
-Pedro. Es el marido de mi madre. Para mí ha sido siempre como un padre. De hecho, lo llamo y lo trato como tal. Mi hermana, sin embargo, no lo hace. No lo trata mal, pero ella sí conoció a mi padre…
-¿Tú… no lo conociste?
-No, no pude. Por culpa de aquel conductor borracho.
-Cuánto lo siento…
-No te preocupes, fue hace ya mucho.
-Evelyn, ¿hablas sola? –dijo mi madre llamando a mi puerta.
-No, estoy con Zac.
-¿Puedo entrar?
-No.
-A ver si entra-susurró Zac.
-Está el pestillo echado-le contesté.
-Vamos Evelyn, déjame entrar, quiero hablar.
-Que no, ¡adiós!
-¿De quién te despides hija?
-¡De ti! ¡Chao!
-Pues en algún momento tendrás que salir.
-¡Pues vale!
Mi madre por fin se fue.

Cap.35 El plan salió a la perfección

Llevaba esperando ya diez minutos. Miré el reloj. Eran las nueve menos dos minutos. Es que había llegado pronto. Era de noche ya.
Unos instantes después, apareció.
-A ver, ¿qué quieres? No tengo todo el día.
-Pues, quería que supieras, que me he peleado con Xiza. El vídeo me la trae sin cuidado.
-¿Y para eso me haces venir?
-Sí, para eso. No vas a poder chantajearme más. Se acabó.
-Pues nada chica, me alegro por ti. Mañana iré y pondré la denuncia. Ala, adiós.
Clara se fue y yo llamé a Xiza.
-Hecho, va para allá.
-[…]
-Ok.
Bueno, hasta ahora el plan va bien. Tengo que ir detrás de ella.
Seguí desde una cierta distancia a Clara, para que no se diera cuenta. Por desgracia para Clara, vivía en unas calles muy oscuras. Cuando llegué al punto exacto me paré, justo a tiempo para presenciar la escena.
Xiza tenía agarrada a Clara con una mano por el cuello, y la otra la tenía más abajo, sobre el estómago. Sostenía algo, me pareció ver, ¿es… una navaja? Joder, se estaba pasando. Me acerqué un poco más para oír lo que decían.
-¿Te estás enterando, pija de mierda? En el caso de que enseñaras el vídeo, a mí no me pasará absolutamente nada. En todo caso, tendría que pagar algo de dinero, pero nada y menos. En el vídeo, según tengo entendido, se ve la parte en la que me das un codazo, y eso en mi caso, se vería como mi defensa hacia ti. Así que más te vale dejar de tocar los cojones, ¿eh? O entonces, sí que iré a la cárcel, pero será porque tú estés muerta, ¿entendido?
Joder, no sabía que Xiza era tan…violenta.
-Sí-respondió Clara como pudo.
-¡No te oigo!
-¡Sí!
Xiza la soltó y se dio la vuelta.
-Por cierto…-de de repente se volvió y le dio un puñetazo en el pómulo derecho- Vaya, qué golpe te has dado con una farola, ¿no?
-Sí…
-¿Cómo?
-¡Sí, la farola!
-Que sepas, que esto es por lo que le has hecho pasar a mi cuñada Evelyn, ¡hala, tira!
Xiza se vino y Clara echó a correr.
-¿Evelyn?
-Estoy aquí-dije saliendo de detrás de un coche-, pero casi que me da miedo salir.
-Venga, no seas tonta. Vamos, te invito a cenar a casa.
-Vale
El plan ha salido perfecto, gracias a Dios.
Nos montamos en el coche, y Xiza puso un CD.
-Llama a Zac, dile que se vaya para mi casa.
-Pero, ¿dónde está él?
-En casa de mis padres, supongo.
-¿Vives sola?
-Más o menos. Con Dani.
-No tenía ni idea.
-La verdad es que como Dani trabaja, paso bastante tiempo en casa de mis padres. No me gusta sentirme sola.
-¿Sigue en el bar de mi cuñado?
-Sí, está muy contento.
-Me alegro-dije risueña
Llamé a Zac, y al llegar a casa de Xiza ya estaba allí con Dani.
-¡Hola guapas!-dijo Zac y me besó.
Yo le respondí el beso, y seguidamente, entramos al salón.
-El piso es precioso, Xiza.
-Gracias-dijo sonriendo.
Era pequeñito, pero muy acogedor y confortable.
-En un momento hago algo de cenar. ¿Qué os apetece?
-¿Pasta?-preguntó Dani.
-Por mi genial-contesté.
-Venga amor, yo te ayudo-dijo Dani y se fueron hacia la cocina.
Yo me senté junto a Zac y me eché en él.
-Te quiero.
-Yo más preciosa. ¿Cómo te ha ido el día?
-Muy bien, he estado con Laura.
-Me alegro. Yo he ido con mi primo a arreglar unos papeles del seguro, por el golpe del coche y eso.
-Es verdad, Sergio me comentó algo.
-Sí, me llevé un buen susto. Aunque en el estado que iba, casi que fue un milagro que no pasara nada.
-¿A qué te refieres? Tu estado… estabas mal, ¿no? Por lo de Óscar y eso.
-No me refiero a ese estado. Iba súper borracho.
Mis ojos se abrieron como platos.
-¿Condujiste borracho?
-Bueno, el poco trayecto que…
Xiza y Dani lo interrumpieron con su presencia.
-En un ratito estará hecha la cena.

Pasadas unas horas.
-Ha estado bien la cena, ¿no?
De camino a casa, en el coche con Zac.
-Sí, genial-contesté seca.
-¿Qué te pasa?
-Que no puedo creerme que cogieras el coche borracho, y encima de noche.
-Es que estaba mal…
-¡No es excusa!
Llegamos a mi casa y Zac paró el coche.
-Joder Eve, sé que podría haberme hecho daño.
-¡Matado!
-Bueno, sé que podría haberme matado, pero no lo hice, estoy bien.
-No es por ti, ¡podrías haber matado a alguien!
-Evelyn, ¡no paso nada! ¡No sé por qué te pones así, por qué te molesta tanto!
-Zac, ¡mi padre murió por culpa de un conductor borracho!
No pronunció palabra, yo me bajé del coche y entré en casa sin girarme ni siquiera.
Vaya pareja, en dos días ya peleando. ¿Qué haría ahora, llevarme a otra cuevecita para pedirme perdón? No, seguramente este no era mi novio definitivo.
Mi padre… no llegué a conocerlo. Y puede que eso sea, precisamente, lo que más me duele. No llegué a conocerlo por culpa de un borracho de mierda que, encima, sobrevivió al accidente.
Mi hermana desde que yo era muy pequeña, me ha estado contando historias y anécdotas sobre mi padre.
Mi madre sin embargo, nunca me ha hablado de él. Debe ser muy duro perder a tu pareja, a la persona que quieres.
A mi hermana le pasó exactamente lo mismo.
Madre mía, ¿no me pasará a mí? Si a Zac le pasa algo, yo me muero. Puede que esté enfadada con él, pero lo quiero mucho. Muchísimo.
Entonces me llegó un mensaje al móvil.
“Evelyn, cuándo lo siento, no sabía nada… perdóname. Te quiero. Baja, por favor”.
¿Baja? Pero, ¿qué hora es? Las cinco. Este tío está loco.
Al final hice caso, y bajé al jardín.

Cap.34 Con detalles

-¡Quiero saberlo todo!
Laura vino a mi casa por la mañana para saber cómo había ido la cosa.
Por lo visto, todos sabían ya que iba a pedirme salir.
-Que no hay nada que contar.
-¡Sí, sí que hay!-dijo mi hermana entrando por la puerta.
-¡Pero bueno!
-Venga, no seas plasta, ¡habla!
-¡No!
Las dos se abalanzaron sobre mí y me hicieron cosquillas.
-¡Está bien, hablaré!
Se lo conté todo, sin dejarme nada atrás.
-¡Sexo en lugar público! ¡Uhh!-gritó Laura.
-Bueno, bueno, ¿no sería tan público, no? Ya sabes que estoy a punto de firmar contrato para una gira del disco que salió el mes pasado. Lo último que necesito es una exclusiva de la hermana de Selena Rainbow y su novio, follando al aire libre.
-Que no, que era una cuevecita, bastante lejos por cierto.
-Menos mal… no sabes lo tranquila que me dejas.
David entró por la puerta y empezó a saltar en la cama.
-¡Evelyn, vamos con Zac! ¡Quiero helado!
-No, que Zac no puede.
-¡Jo! ¡Yo quiero helado!
-Pues mira, vamos a ver a papá al bar y que nos invite a un helado. Adiós chica-dijo Selena y se fueron.
-Total, que definitivamente tienes novio.
-Sí-le dije a Laura orgullosa.
-¡Pues soy la única soltera del grupo!
-Bueno de chica sí, pero Javi y Sergio también lo son.
-Ya… bueno, no pierdo la esperanza.
-Esa es la actitud.
Estaba realmente emocionada, me había atrevido a dar el paso, a empezar otra relación. Desde lo de Óscar, sólo había tenido rollos.
-Yo necesito encontrar alguien que me quiera, que sea especial, detallista, cariñoso, romántico…
-Imaginario.
-Bah, que te den. Esperaré lo que haga falta.
-Laura, que esos no existen… y menos si esperas, ellos no irán a buscarte.
-Pues mira María José, Xiza, tu hermana, todas lo encontraron con mi edad y son felices, incluso tú…
-Laura, ¿sabes con cuántos tíos me he liado hasta encontrar a Zac? Ni siquiera sé si es el definitivo. Mira con Óscar, me tiré dos años con él, pensando que jamás habría otro, y ¡plaf! Todo a la mierda.
-Pero yo sé que a mí no me pasará eso, algo me dice que el que encuentre será mi único amor.
-Pues suerte… Y, del tío que te follaste en la fiesta de Javi, en la que conocí a Zac, ¿qué se sabe?
-No lo sé, iba muy pedo. La verdad, intenté averiguarlo viendo fotos y eso, pero no tengo ni idea.
-Pues nada chica… hay que joderse. Quizás, ese mismo chico hubiese sido tu príncipe azul.
-Joder, ¡no digas eso! Que me hundo…
Empezó a sonar mi móvil, era Xiza.
-¿Sí?
-[…]
-Ahora estoy con Laura, ¿por qué?
-[…]
-¿Hoy? Si ni siquiera tengo claro el plan.
-[…]
-Vale, vale, ahora le envío el mensaje.
-[…]
-Chao-colgué el teléfono.
-¿Qué plan?-me preguntó Laura.
-Nada, una tontería. Oye, voy a meterme en el Tuenti.
-Vale. Yo me acoplo en tu cama-cogió la “Súper Pop” y se tumbó en mi cama a leer.
Yo mientras tanto, me metí en el Tuenti para enviarle un mensaje a Clara.
“Tenemos que hablar, te interesa bastante. A las nueve en el instituto. PD: no llegues tarde”.
Ya está, hecho. Espero que todo salga bien.

Cap.33 La cueva mágica

El aire fresco no era el protagonista ese día, pero hacía su presencia. Y eso con mi ropa mojada, provocaban mi estremecimiento.
Tenía miedo, estaba muy asustada, pero algo me decía que si Sergio me había traído hasta allí es porque no había peligro.
Caminé lentamente hacia adelante, todo recto como bien me dijo Sergio. Mientras más andaba, notaba más oscuridad. Intenté quitarme el pañuelo, pero no pude, y me hice daño.
Seguí caminando hasta que comencé a oír música ambiental, y oler a rosas.
-¿Hay alguien?-grité y volví a oír mi voz, por lo que supe que había eco-Por favor… me manda Sergio…
Algo me tocó el hombro y me paré, con un buen chillido.
-¡¿Quién eres?! ¡Que yo sé hacer Kenpo!
-Sh…
Empezó a desabrocharme el pañuelo y sentí un alivio increíble. Me lo quitó de los ojos. Entonces lo vi todo: estaba en una cueva.
Allí no llegaba la luz, pero había muchísimas velitas por todas partes. También había rosas y pétalos de rosa.
En el suelo había una cama improvisada hecha con edredones a modo de colchón, con sábanas y cojines.
-¿Pero qué…?
Entonces me di la vuelta y lo vi, tan guapo como siempre.
Tenía el pelo mojado, e iba con una camiseta blanca y un bañador rojo con flores hawaianas blancas.
-Espero que te guste el champán-dijo y señaló una botella con dos copas.
-Zac…
-Sh-posó su dedo índice sobre mis labios-no digas nada, soy yo el que debe hablar. Siéntate, por favor.
Avanzamos y nos sentamos en la cama improvisada.
-Lo siento mucho Evelyn, en serio. Debí pensar que tenía que haber alguna razón para que me hicieras eso…
-No pasa nada, es normal que te enfadaras, si no sabías nada.
Los dos sonreímos y nos abrazamos.
-Venga, un brindis.
Abrió el champán y llevó las dos copas. Luego, me dio una.
-¿Por qué?-pregunté.
-Por nosotros-los dos brindamos y bebimos.
-Te lo has currado, ¡eh!
-Pensé que tenía que ser especial.
-¿Especial?
-La reconciliación, digo. Y gracias a la ayuda de Sergio, ha sido posible.
-Este Sergio… mira que he intentado que me dijera adónde íbamos.
-Evelyn, no sólo te he traído aquí para pedirte perdón…
-¿Entonces?
-Verás, tú ya sabes cuáles son mis sentimientos hacia ti.
Yo necesito saber los tuyos, necesito saber si esto va a alguna parte. Quiero que solidifiquemos lo nuestro, no sé si me entiendes…
-Sí, te entiendo… pero yo tiré la llave, ¿recuerdas?
-Yo sé que puedo hacerte feliz, y que la llave no está perdida.
Está en tu mano… ¿qué me dices, me das la llave?
El estómago me dio un vuelco. Zac me estaba pidiendo salir, seriamente y de forma estable. Y yo, allí callada, sin saber qué decir. ¿Debo empezar con él? No lo pensé más y le contesté. Sin dudarlo.
-La llave es toda tuya, cuídala bien.
-¿Sí?
-Por supuesto-sonreí.
Zac me cogió en brazos y me abrazó. Luego me miró a los ojos.
-Te quiero.
Nos besamos abrazándonos, con pasión y ternura. Nos tumbamos poco a poco y continuamos besándonos. Me quitó la ropa suavemente, y yo hice lo mismo con él. Me llenó de caricias y besos, con sabor a champán y agua del mar.
Llegó el momento, y lo noté, estaba dentro de mí.
Fue como perder la virginidad de nuevo, fue increíble, fue… como bien dijo él que tenía que ser… fue especial.

Un rato después.
Tumbados en aquella cama improvisada pero perfecta, podíamos oír el mar. Aunque yo, estaba más entretenida escuchando los latidos de su corazón. Apoyada sobre su pecho, mientras él tocaba mi pelo.
-Eres preciosa, ¿lo sabías?
-Tú más.
Y así estuvimos, perdiendo el tiempo sin pararnos a pensar en nada, sólo el uno en el otro.
-Evelyn, cariño despierta. Ya es de noche.
Abrí los ojos y lo tenía frente a mi cara.
-Venga, no te hagas la remolona.
Me levanté poco a poco y me fui vistiendo con mi húmeda ropa.
Él ya estaba vestido, haciendo algo en la pared.
-¿Qué haces?
-Ahora lo verás.
Cuando terminé de vestirme, fui hacia Zac.
-Ya estoy lista. Oye, ¿cómo has venido?
-Nadando.-dijo y sonrió-Mira.
Me señaló la pared y entonces lo vi. Estaban ralladas en la pared las palabras “Eve & Zac 8 agosto”
-Qué bonito-me abrazó y nos dirigimos hacia fuera.
-Oye, ¿y todo esto cómo nos lo llevamos?
-Tengo el móvil en el coche, desde allí llamo a un amigo que tiene una lancha motora, y se lo lleva todo.
-Y a nosotros nos toca nadar, ¿no?
-Jaja, venga hombre, no seas gandula.
Nos fuimos de allí, y al bajar de las rocas, empezamos a nadar.
-¿Cómo vas?
-Estoy cansada.
-Ya falta poco.
En un ratito llegamos a la escalera de las rocas.
Subimos y caminamos hasta el coche.
-Toma, sécate con esto-me lanzó una toalla del maletero-tengo también un recambio de ropa. Espero que tengas más o menos la misma talla que mi prima María José.
-Seguro que más o menos es la misma. Pero, ¿dónde me cambio?
-Pero si por aquí no pasa nadie.
-¿Seguro?
-Que sí, tonta.
Le creí y me cambié allí, al lado del coche.
-Mira, te queda genial. Mejor que a ella.
Nos montamos risueños en el coche, y nos fuimos de allí, dejando los malos momentos, y nuestras diferencias.
“Es el mejor día de mi vida”-pensé
Pero en ese momento, ni sabía cuántos problemas me iba a causar.

Cap.32 El camino a ciegas

Mientras más lo pensaba, más absurdo me parecía el plan de Xiza, pero ella lo había decidido así.
Me encontraba en mi habitación, leyendo un libro.
Han pasado ya dos días desde que les conté todo lo sucedido a mis amigos, y aún no tenía muchas señales de Zac. No se dejaba ver mucho.
-¡Evelyn! ¿Puedo entrar?-dijo mi hermana llamando a la puerta de mi habitación.
-Sí, ¡entra!
Selena entró y cerró la puerta.
-¿Cómo estás? Llevas unos días muy rara. ¿Es por el chico ese?
-En parte sí. Tuvimos una pelea y llevamos mucho sin hablar.
-Te entiendo, créeme. Lo pasé muchísimo peor a tu edad.
Selena cogió la silla del escritorio y se puso a mi lado.
-La pérdida de David fue un suceso que me marcó de por vida. Puede, que si David hubiera seguido con vida, mi hijo hoy en día no estaría aquí. Quizás, hubiera abortado.
-¿De qué fue? No lo recuerdo…
-Es que eras muy pequeña. Un ataque de ansiedad… le faltaba el aire. Asma. ¿Te lo puedes creer? Era asmático, y yo ni lo sabía.
-Lo echas de menos, ¿verdad?
-No hay un solo día que no me acuerde de él. Por muy atareada que yo esté algún día, y no tenga tiempo ni de pensar, viene mi pequeño David y me lo hace recordar.
-¿Algún día piensas decirle la verdad sobre su padre?
-No veo la necesidad, pero si algún día lo veo apropiado, o él pregunta, sí que se lo contaré.
-Bueno, pero Selena, mi situación no es la misma.
-Sólo quiero decirte, que hables con él, que no lo dejes escapar. Si os queréis, lo demás no importa.
-Gracias por el consejo, intentaré hacerlo.
Mi hermana salió de la habitación y yo seguí leyendo.
De repente oí una moto en la puerta, la de Sergio.
Me asomé a la ventana del pasillo, y allí estaba.
-¡Baja, Eve! ¡Tenemos que ir a un sitio!
-¿A dónde?
-¡Tú baja!
Hice lo que me dijo, y tras meterme el móvil y las llaves en el bolsillo, bajé.
Iba a salir por la puerta, cuando me encontré con mi padre.
-Evelyn, ¿adónde vas?
-Ha venido Sergio a por mí.
-Ten cuidado.
-Sí, papá.-le di un beso en la mejilla y salí.
Fuera, me puse el casco y me monté en la moto.
-¿Puedo saber adónde vamos?
-¿La verdad? No. Es más, ponte esto alrededor de los ojos.
-No… que no me fío.
-Pues te lo pongo yo-me lo puso bien apretado y arrancó.
-Genial…-dije y nos fuimos.
No me hacía mucha gracia ir en moto con los ojos vendados, ya que no sabía cuándo había curvas ni nada, y sentía vértigo.
Por fin llegamos a donde quiera que estuviésemos.
El olor del mar inundó mi nariz. También el sonido, los pájaros y las olas, rompiendo con las rocas.
-Sergio, ¿dónde estamos, en la playa?
-Más o menos.
-¿Cómo que más o menos?
-Pues que no voy a decirte nada.
-Vaya tela…
Me condujo a través de las manos sobre la arena. No tenía dudas, estaba en una playa.
-Esto es la playa.
-Cállate. Tienes que meterte en el agua.
-¡¿Qué?! ¿Cómo voy a nadar vendada?
-Tú déjate llevar, que yo soy el que te lleva.
-Pero Sergio…
-¡Nada! Tú irás sobre mi tabla de surf.
-¿Y mi móvil?
-Joder, dámelo, que lo llevo todo a la moto.
Le di mis cosas y me dejó sola.
-¡Sergio, no me dejes aquí!
Me quedé muy quieta, e intenté quitarme la venda, pero la tenía muy apretada.
Algo se movió cerca de mí, pude sentirlo.
-¿Sergio, eres tú?
Noté cómo se acercaba a mí.
-Yo con ese cuerpo soy quien tú quieras-dijo una voz ronca y fea, y me cogió por la cintura.
-¡Ay quita, qué asco!-lo empujé y empecé a dar patadas y puñetazos al aire, también escuché cómo el tío se reía.
-¡Eh, déjala!-ese sí era Sergio, que me cogió por la cintura-Vámonos, no nos queda apenas tiempo.
-¿Para qué? ¿Qué tiempo?
Tras andar un poquito, me volvió a hablar.
-Nos acercamos a unas rocas, ten cuidado.
-Tengo miedo… ¡vas a ahogarme!
-Que no…
Seguimos andando por aquellas rocas por las que por cierto, casi me caigo. Al cabo de un ratito, me paró. Era horrible andar sin poder ver, cada sonido me aterrorizaba.
-Siento no haberte avisado sobre el bikini, la ropa te pesará.
-Joder macho…
-Mira, vamos a bajar por unas rocas, así que sígueme.
Fui bajando una especie de escalones y, poco a poco, introduciéndome en la fría agua.
Estando ya hasta la cintura, Sergio me paró.
-Oye, ¿tu tabla?
-Eso estoy esperando, un momento. Ah, ahí está. ¡Tírala aquí!
-¿Quién es?
-Un colega que me ha traído la tabla de surf. Ven, siéntate aquí como si fueras a hacer surf.
Hice lo que me dijo, y con miedo y ayuda, me senté.
-Sí que pesan los vaqueros.
-Ahora sobre todo, no te muevas o volcarás.
No había terminado de decirlo y ya había volcado.
-¡Ay, está fría! ¡No veo, me hundo!
-Calla anda, mira que te lo he dicho. Voy a cogerte desde abajo.
Volvió a subirme, y yo no me moví más.
Al cabo de un rato, que a mí se me hizo eterno, llegamos a donde quiera que Sergio me llevara.
-A ver Evelyn, tienes que volver a subir a una roca.
-Joder.
Con la ayuda de Sergio, conseguí subir.
Estaba muy nerviosa, no sabía lo que me iba a encontrar.
-Ya está. Yo tengo que irme, te dejo en sus manos.
-¿Sus? ¡No me dejes!
-Tranquila, tu anda recto, no te gires o te chocas. Disfruta, te quiero-me besó la mejilla como de costumbre, y se fue.

Cap.31 Todo sale a la luz

La vida que cada uno tiene planeada, esa que uno mismo quiere controlar. Pero al final no suele ser así, tu vida siempre va a depender en parte de los demás.
-¡Buenos días princesa!-Sergio entró de golpe en la habitación-son las siete. ¿Has dormido bien?
-No, la verdad. No podía dormir, y cuando por fin lo consigo, has llegado tú.
-Joder, lo siento cariño.
-¿Sigue la fiesta ahí abajo?
-Qué va, sólo quedamos María José, Adrián, Javi, tú y yo. Bueno, y Zac.
Mis ojos se abrieron como platos.
-¿Zac está aquí?
-Sí, intentó irse, pero tuvo un golpe con el coche y prefirió volverse.
-¡¿Qué?! ¿Qué paso?
-Nada grave, no hubo heridos. Se topó con un gato dice, y dio un volantazo. Chocó con la valla esa de las carreteras, y volvió.
-¿Y el coche?
-Bueno, el parachoques lo tiene jodido, pero supongo que eso lo cubre el seguro.
-Pues vaya fiestecita…-dije y bostecé.
-Vamos a dormir anda. Buenas noches mi niña-me dio un beso en la mejilla y empezó a quitarse la ropa.
-Venga, buenas noches. Por cierto, estás buenísimo, ¿lo sabes?
Los dos sonreímos y me giré dispuesta a dormirme. Tuve que dormir en sujetador y bragas, porque María José estaba cabreada con migo, y no era plan de pedirle un pijama.
Me despertaron con unos leves golpes en el hombro.
Al abrir los ojos me dolieron un poco, porque estaban las persianas subidas.
-Buenos días Evelyn, despierta. Son las cuatro de la tarde. Hemos preparado hamburguesas.
Javi estaba frente a mí, acariciándome el pelo. Me tapé con la manta, aunque lo que él no me hubiera visto ya…
-Gracias de nuevo por dejarme dormir aquí.
-De nada, tonta.
-En serio, no sé por qué te portas tan bien conmigo, con lo mal que me porté contigo. Bueno, y con tu primo.
-Yo sé que en el fondo tiene que haber una razón para que le hayas hecho eso a Zac. Tú no tienes tanta maldad.
-Gracias-me besó en la mejilla y me abrazó.
Justo en ese momento, entró Zac en la habitación.
-Javi, como no bajes… Vaya, creo que interrumpo.
-No, es que me estaba dando las gracias por dejarla dormir aquí. Yo me voy para abajo.
-Y yo-contestó Zac.
-No, espera Zac.
Zac se paró y se dio la vuelta.
Ahora me tapé con más razón. Zac nunca me había visto sin ropa y parecía un poco nervioso.
-No quiero escucharte, Evelyn. Sólo te digo que voy a empezar una nueva vida, en la que tú no entras para nada.
-¿Ya me has olvidado?-dije llorando.
-Perdona, pero no soy yo el que un día te quiere y al día siguiente se lía con otra en tus narices-salió de la habitación y bajó las escaleras muy rápido.
Joder, si es que tiene razón, soy lo peor. Clara lo es.
A ver cómo me las arreglo yo ahora. Pero es que yo no puedo más, tengo que contárselo a alguien. A Laura no puedo, que últimamente está muy unida a María José, y como es familia de Xiza, prefiero que no. Mi hermana, se preocuparía por mí y la liaría. Prácticamente, todos mis amigos son familia de Xiza y Zac. Así, que la persona a la que se lo voy a contar, lo tengo muy claro. Sergio.
Me levanté de la cama y me puse el vestido, ya que dormí en ropa interior.
Bajé abajo y estaban todos comiendo en la mesa.
-Evelyn, ya creía que no te levantarías nunca-Sergio y Javi fueron los únicos que me miraron. Los demás pasaron de mí-¿Tienes hambre?
-No, gracias Sergio. Oye, ¿habéis visto mi móvil?
-Lo tengo yo. Es que ha llamado tu madre, pero no te preocupes, que se lo he explicado todo y está más calmada-Sergio me alargó el móvil.
-Gracias. Oye, ¿me llevas a casa?
-Venga, vamos.
Sergio se levantó de la mesa y se despidió de todos. Ya en la puerta, me preguntó.
-¿Estás bien?
-Sí, tengo que hablar contigo.
-¿Serio?
-Bastante.
-Pues desembucha.
-Aquí no, prefiero en casa.
-Hecho-arrancó la moto y llegamos pronto a casa.
Nada más aparcar la moto, ya me estaba interrogando.
-Ven, vamos a la piscina.
Nos sentamos en el filo de la piscina con los pies en el agua.
-A ver… cómo empiezo… Digamos que últimamente he hecho cosas en contra de mi voluntad
-¿Cómo, te obligan?
-Más o menos.
Sergio se puso serio. Ahora prestaba mucha más atención.
-Digamos que cierto personaje, tiene cosas que puede presentar en contra de personas a las que quiero.
-No será lo que estoy pensando… Evelyn, sé más directa.
-Joder, que la pelea con Clara fue grabada, con la escenita de Xiza incluida. Y Clara, me ha estado chantajeando. Me amenazaba con denunciarnos enseñando el vídeo, lo que a Xiza la metería en problemas al ser mayor de edad. ¿Te parece lo suficientemente directo? Tuve que dejar de hablar con Zac, tuve que hacer que fuera a la fiesta, y tuve que besar a Óscar al lado de Zac.
-No me lo puedo creer. Pero, ¡¿Cómo te lo has callado?!
-¡Tenía miedo! Pensé que para Zac era mejor separarse de mí que de su hermana.
-¡Es que no me entra en la cabeza!
-Joder, ¡¿tú te crees que a mí me ha gustado?!
Comencé a llorar y Sergio me abrazó.
-Evelyn, tenemos que contarlo.
-¡No, no, no! No se puede, que nos denuncia Xiza.
-Tú déjame a mí, que yo lo controlo con Clara.
-Tú verás, pero se te va a ir de las manos.

Un tiempo después.
Estuve semanas así, aguantando la presión y las malas miradas… En ocasiones, hasta Laura parecía mirarme mal.
Hasta que un día, Sergio me cortó el hilo.
-Pero Sergio, ¿dónde vamos?
Ese camino… iba a un lugar en concreto…
-Ahora lo verás.
Llegamos a la casa. Inconfundible, la casa de Javi.
-¿Qué hacemos aquí?
-Calla.
Entramos adentro, y allí estaban todos. Hasta Zac.
-Sergio, ¿quieres decirnos ya qué hacemos aquí?
-A ver, es que Evelyn tiene que decirnos algo importante. Lleva más de tres semanas aguantando, pero yo no quiero que siga así. Así que, venga Evelyn.
Empecé con un poco de miedo, pero fui contándolo todo poco a poco, detallado, cómo me sentía.
Noté que ciertas miradas no me creían, como María José. Creo, que fue porque seguía disgustada.
Los ojos de Zac se fueron abriendo cada vez más, incluso me pareció ver salir de ellos una lágrima, en la parte que respecta a él y a mí.
Xiza, no daba crédito a lo que escuchaba, por lo de su hermano me había cogido un odio increíble, y ahora pensar que todo fue para salvarla a ella…
-Pero, ¿tú estás segura de que ella tiene un vídeo?-preguntó Dani.
-Sí, yo misma vi el vídeo en su móvil.
Entonces se hizo el silencio. Decidí hablar yo, lo vi correcto.
-Y eso es todo, lo siento mucho chicos. Sobre todo por ti, Zac.
Nadie más pronunció palabra en ese momento. Sergio, al rato, decidió hablar.
-Bueno, pues eso, que vi conveniente que os lo contara todo.
-Pues hay que hacer algo, la zorra esa no va a salirse con la suya-dijo María José.
Todos comenzaron a discutir y compartir opiniones.
Yo me limité a quedarme allí de pie, mirando.
Hasta que Xiza se levantó y vino adonde yo estaba.
-¿Podemos hablar?-su mirada era serena y tranquila.
-Por supuesto.
Fuimos a la cocina, y por unos instantes, se hizo el silencio.
-Lo siento mucho Evelyn, me equivoqué contigo. Pero entiéndeme, no sabía nada, y mi hermano sufrió tanto…
-No te preocupes, te entiendo. Y de verdad que no lo hice con maldad ninguna, que lo hice con mis mejores intenciones.
-Lo sé… lo quieres mucho, ¿verdad?
-¿A tu hermano? Ni te imaginas…-las dos sonreímos.
-Pues adelante, porque ya te digo yo que como te quiere él no te va a querer nadie. Por cierto, del tema de Clara me ocupo yo.
-Pero, ¿estás segura?
-Que sí, yo no tengo antecedentes ningunos. En el caso que se enseñara el vídeo, como mucho tendría que pagarle dinero. Pero en una cosa sí que voy a necesitar tu ayuda.
-¿Mi ayuda?
-Sí, ya te explicaré.
Justo en ese momento, entró Javi por la puerta.
-Oye, que estos quieren ir a tomar un helado al “francés”, ¿venís o qué?
-Sí, vamos-dijo Xiza
A mí me frenó Javi y me susurró al oído.
-Ya te dije que había una razón para que le hicieras eso a mi primo.
Me entró un escalofrío.
-A propósito…
-No está. No sé dónde ha ido-dijo un poco decepcionado, ante mi respuesta supongo.
-Ah, vale… gracias. Vámonos.

Cap.30 No me perdonará nunca

-Clara, ya has venido a la fiesta, lo que querías. Ahora, ¿por qué no me dejas en paz?
-¿Bromeas? Es cuando mejor me lo paso.
La fulminé con la mirada.
-Bueno, en realidad, no me apetece mucho verte el careto todos los días, así que, una última “misión”-dijo dibujando unas comillas en el aire con los dedos-,y creo que no te hará gracia. Pero, te juegas el vídeo ahora más que nunca.
-No sé por qué, pero no me creo palabra alguna de lo que dices… ¿de verdad existe ese vídeo?
-Como sabía que me lo preguntarías, lo pasé al móvil. Aquí lo tienes. No te molestes en borrarlo, he hecho muchas copias. Y fotos a mi cara, la noche del sábado.
Cogí el móvil y observé el vídeo con detenimiento. El que lo grabó se situaba detrás de Clara, y a mí se me veía perfectamente.
En el momento que nos separaron, el chico o la chica de la cámara cambió de posición, de manera que se nos veía a todos perfectamente. Incluida Xiza.
Desgraciadamente, también se ve el “momento amenaza”, pero no se oye lo que le dije. Puff, algo bueno.
-Y, ¿de qué se trata la “misión”?-dije imitando su gesto de hacía un rato.
-Deja que transcurra la noche, y después te explico.
Se fue y me dejó allí, sola en la parte trasera de la casa. Me fui hacia donde estaban las bebidas, y me serví algo, ni si quiera me fijé el qué.
Y como la noche iba tan bien, pues tenía que seguir mejorando.
-Evelyn, ¿dónde te habías metido?-Sergio, como siempre preocupándose-Pensé que venías para acá, Laura y Zac te buscan.
-Me encontré con… no importa. ¿Cómo has dicho? ¿Para qué?
-Laura quiere verte, con esto de que estaba siempre con María José organizando la fiesta no te ve apenas, y Zac supongo que para hablar.
-Genial…
-Evelyn, tómatelo con más calma, diviértete.
-Claro, lo haré-me dio un beso en la mejilla y se fue.
Por un momento, querría no estar allí. Viajar a un mundo paralelo, en el que yo controlo todo a mi alrededor, sin problemas ni preocupaciones.
Qué coño… ese lugar ya existe. ¡Quiero ir al País de Nunca Jamás!
-Eh, que te estoy hablando.
Vaya, Javi me devolvió al mundo real.
-Perdón, dime.
-Que mira-otra vez borracho, costaba entenderle-que yo sé que hemos tenido nuestras cosillas, pero quiero que seamos amigos. Yo ya paso un poco de tu culo, pero no te lo tomes a mal eh, es que voy un poco pedo… en el fondo te quiero, pero como tú no quieres con migo… porque no quieres, ¿no?
-Javi.
-¿Qué?
-Que te vas por las ramas.
-Sí, eso. Que te vaya muy bien con tu primo.
-Tu primo, querrás decir.
-Que sí, que sí, que colegas, ¿eh?-me abrazó y me dio besos en las mejillas-Joder tía, qué bien hueles.
-Gracias.
Se fue, y yo me quedé allí, sentada junto a la barra. Veía la gente bailar y pasar por allí, y yo sin embargo sentada, sin divertirme. Y como si de un imán se tratara, atraje a Clara hacia mí.
-Oye, que ya sé lo que quiero.
-¿Y bien?
-Está todo planeado, tú vas a ir a hablar con Zac, y mientras tanto, te mando a Óscar para allá, y lo besas.
-¿A Zac?
-No, a Óscar.
Sentí un punzón en el estómago y me quedé un poco traspuesta.
-Pero, ¿por qué?
-Porque yo lo digo.
-Pero, ¿tú que ganas?
-Tu dolor. Como tú me lo hiciste a mí. Y déjate de peros.
-Eres una…
-Di una sola palabra más al respecto y pongo la denuncia.
Estaba bien jodida. Pero lo tenía claro, prefería hacerme daño yo, que hacérselo a Zac. Aunque él también fuer a sufrir, sería más soportable que lo otro.
-Está bien. Pero Óscar no hará algo así.
-Él no sabe nada, mira, allí lo tienes.
Zac estaba junto a la piscina hablando con Xiza.
Me acerqué con sumo cuidado, e intenté sonreír.
-Zac, ¿podemos hablar?
Xiza le dio un beso a Zac y nos dejó solos.
-¿Qué pasa? Llevo días sin saber nada de ti, y ahora apareces aquí diciendo que quieres hablar, ¿se puede saber qué he hecho?
-Zac, no has hecho nada. Confía en mí, quisiera explicártelo todo pero…
-¿Pero?
-No puedo…
-Ya, no puedes…
-Es por tu bien.
-¿Por mi bien?-poco a poco fue subiendo el tono de su voz y alguna gente empezó a ser testigo-llevo días sin saber qué coño hacer, ¡Me estás volviendo loco!
-Zac, yo…
Entonces llegó Óscar.
-Evelyn, me han dicho que me buscabas y que era importante.
-Evelyn contesta-Zac me presionaba.
Miré a Clara, que miraba la escena no muy lejos. Estaba disfrutando, y sonreía maliciosa señalando el móvil.
Miré a los ojos a Zac, y casi me derrumbo.
-Lo siento.
Fue lo último que hice antes de lanzarme a por Óscar y besarlo.
Cerré los ojos, pues no quería ver cómo Zac se marchaba.
Óscar siguió mi beso abrazándome, mientras por mi mejilla resbalaba una sincera lágrima.

Horas más tarde.
-Evelyn, ¿te encuentras bien?
Óscar había estado a mi lado desde entonces.
A Clara le perdí el rastro, y empecé a arrepentirme de lo que había hecho. No confiaba en ella, y no había nada que me dijera que de verdad iba a dejarme en paz y borrar el vídeo.
Zac… en realidad no sé nada de Zac.
-Sí, estoy bien.
-¿Quieres que te lleve a casa?
-No, de verdad.
-¿Segura? Son ya las cinco…
-No, de veras. Me iré con Sergio.
-Claro. Déjame al menos que vaya a avisarle, que va un poco pedo.
-Vale.
Lo vi alejarse y me quede allí sentada. En la habitación donde me di mi primer beso con Zac en otra fiesta.
-¿Dónde está? ¡Evelyn!-Sergio entró gritando desesperado. Sí, un poco borracho sí que iba.- ¡Aquí estás! Me lo han contado todo, pero es que con la que llevo encima, ¡que no te encontraba! Hasta que tu ex novio, me dijo…
-Sergio-lo interrumpí-no quiero dormir en mi casa.
-Jo tronca, yo tampoco, porque no estoy para coger la moto. El plo… pro… ay, que no me sale.
-Problema.
-Eso. Lo chungo, es que la Laura ya se ha ido.
-¿Quién la ha llevado?
-El Dani.
-¿Por qué?
-Porque se ve que estaba mala.
-Al final no la he visto.
-¿Qué vas a hacer?
-No lo sé, ¿y tú?
-No tengo ni puta idea. Tía, me tienes preocupada, tienes muy mala cara…
-Es que me encuentro mal.
Instantes después llegó Óscar, que se iba.
-¿Segura que no quieres que te lleve?
-Sí.
-Hasta mañana-me dio un beso, largo y suave, y se fue.
-Hala tía, ¿estás liada con este?
-Que no Sergio… o sí… ¡yo que sé!
-Bueno… ¡tengo una idea!-soltó Sergio.
-¡Vas a dejarme sorda! A ver, cuéntame.
-Cómo te ha ido, si has conocido la felicidad…
-Sergio…
-Tú espérate aquí cariño. ¡Javi!
Me eché para atrás en el sofá, a la espera de que volviera.
No pasó mucho rato cuando llegó Sergio con Javi detrás.
-Sergio, déjanos a solas por favor.
-¿Tú también? Evelyn, estás que te sales eh.
Sergio salió de la habitación y Javi se sentó a mi lado. Ya se lo veía mejor, no iba muy borracho.
-¿Qué te pasa?
-Es que no quiero estar en mi casa.
-¿Por qué?
-Me siento sola.
Mi mirada únicamente se dirigía hacia el suelo, mientras que sentía que sus ojos estaban posados en mí.
-Mira Evelyn, esto te lo digo con cariño. Sé lo que le has hecho a mi primo, y no me parece bien. Te aconsejo que dejes de ser así con todos los tíos, porque te tomarán por algo que en el fondo, sé que no eres. Sergio y tú podéis quedaros aquí a dormir, en el cuarto de invitados. Está arriba, enfrente del mío, sube cuando quieras.
-Gracias-dije abrazándolo-en serio.
-Por cierto-prosiguió-por lo pronto, no le hables hoy a mi hermana, está de morros contigo.
-Muchas gracias, Javi. De verdad te lo digo.
-De nada-dijo y se fue.
Yo subí a la que esa noche se convertiría en mi habitación, para ver cómo era.
Javi se estaba portando increíblemente bien conmigo, con lo mala que fui yo con él… era una persona increíble.

Cap.29 Le dieron a elegir

Los días transcurrieron muy lento hasta llegar el sábado. Aún recuerdo como si fuera ayer la reacción de Sergio al decirle que quería que Clara viniese a la fiesta.
-¿Qué? Pero ¿cómo va a venir Clara? ¿Estás loca? Tan solo hace dos días que os matasteis a hostias y ahora, ¿la quieres invitar a la fiesta? Yo flipo contigo.

Ya ves, si es que hasta yo, que sé porqué lo hago, pienso que es una locura, y ni mencionar la que tuve con María José.
Llegado el sábado por la tarde, dejé de pensar en las tonterías de Clara y comencé a prepararme. Como la fiesta era ibicenca, tenía preparado un vestido blanco. Era precioso, de tirantas, con un escote increíble, y desde debajo del pecho, volantes hasta un poco antes de la rodilla que termina el vestido. Llevaba unas sandalias blancas, y un collar de bolitas de madera. El pelo lo llevaba suelto, con una cinta marrón alrededor de la cabeza y la frente, que tiene una flor blanca por el lado derecho. No me maquillé mucho, pues seguro que acababa metida en la piscina.
Quedé en que Sergio pasaría a recogerme en la moto.
Menuda fiesta me espera… clara va a hacérmelo pasar mal, lo intuyo.
Como un reloj, así de puntual era Sergio, que a la hora justa estaba llamando a mi puerta.
-¡Ya voy!-abrí la puerta y lo vi-¡Qué guapo!
Sergio iba con unos piratas vaqueros y una camiseta blanca.
-Calla, que si voy a tu lado ni me mirarán.
-Me despido de mi madre y nos vamos, ¿vale?
-Venga, no tardes.
Me acerqué al salón y desperté a mi madre que estaba dormida en el sofá.
-Oye mamá, que me voy.
-¿Dónde vas? ¿Y así? ¡Pasarás frío!-dijo adormilada.
-No chilles, que despiertas a papá.-Pedro estaba durmiendo en el sofá de al lado-Buenas noches.
-No llegues tarde.
-Sí, sí, tú duérmete.
Sergio ya estaba en la moto y la tenía arrancada.
-¡Vamos, muñeca!-dijo y me pasó un casco.
-Una pregunta muy tonta, ¿cómo es que no has quedado con Elena para ir a la fiesta?
-Ah, sí. Se me había olvidado decírtelo. ¿Respuesta tonta para la pregunta tonta? Lo hemos dejado.
-¡¿Qué?!
Le dio gas a la moto, y salimos flechados hacia la casa de Javi.
Me agarré fuerte al cuerpo de Sergio, pues no sé si por rabia y dolor o por prisa, iba muy rápido. Por eso mismo, llegamos en nada a la casa de Javi.
-Toma, el casco-se lo alargué y él lo cogió.
-Vamos, ya habrá mucha gente.
-Espera, Sergio… lo siento mucho. Si quieres hablarlo…
-Evelyn, yo no sé si es bueno que lo sepas.
-¿Por qué? ¿Qué pasa?
-No quiero que te sientas culpable para nada, ¡eh!
-Sergio no me asustes, ¿qué he hecho?
-A ver, el jueves estuve en tu casa, y el viernes también.
-Sí.
-Pues Elena es un poco celosa, y digamos que… me dio a elegir.
-Elegir… ¿elegir cómo?
-Entre ella… y tú.
-¿Qué? Pero ¡esa tía está loca!
-Eso mismo dije yo-sonrió y me abrazó-vamos anda, que los dos necesitamos un buen cubata.
Desde luego que lo necesitaba. A quién se le ocurre darle a elegir a una persona entre su mejor amiga desde hace seis años, o entre su novia desde hace algunos meses. Cómo quiero a Sergio, es el mejor.
Entramos en la casa, y como bien dijo Sergio, estaba llena de gente. La música, el olor, el ambiente, la decoración, todo perfecto. Algunas antorchas descansaban sobre el césped alzando unas altas llamas al viento.
Todo era perfecto… hasta que me topé con ella.

Cap.28 La mejor compañía

La mañana del lunes me desperté con dolor de cabeza y fatigas. Estaba segura: me había puesto mala. No tenía hambre, así que ni siquiera bajé a desayunar. Miré el reloj, eran las once de la mañana. Ni siquiera tenía fuerzas para levantarme. Esto no podía ser bueno, yo no solía ponerme mala.
Volví a dormirme, hasta que mi madre entró por la puerta a las dos.
-Cielo, es muy tarde ya, deberías levantarte.
-Es que no me encuentro bien.
-¿A ver?-dijo tocándome la frente-Tienes fiebre.
-Joder, pues había quedado.
-Bueno, tú estate aquí. No vas a salir estando mala.
-¿Puedes traerme un vaso calentito de leche?
-Claro, y tú no te muevas que te conozco.
-Que no…
Mi madre salió de la habitación y cerró la puerta.
¡Mierda, mierda, mierda…! ¿Pero qué hago yo ahora?
Hoy tengo que ir al parque en el que he quedado con Clara, y como no me presente, me mata.
Entre que pensaba y no qué podía hacer, mi madre subió con el vaso de leche y un paquete de galletas.
-Tómate esto, y quédate aquí viendo la tele o lo que sea.
-Pero si mejoro…
-Nada, hoy no se sale.
-Pero…
-No hay peros que valgan.
Mi madre volvió a salir de la habitación y me dejó con la palabra en la boca.
Lo único que se me ocurrió hacer fue conectarme a internet para ver si Clara estaba conectada o algo. Y parece que tuviera una webcam en mi habitación, pues allí estaba, conectada.
Yo: Clara, tengo un problema.
Clara: ¿Qué coño te pasa ahora?
Yo: me he puesto enferma, y no puedo ir esta tarde.
Clara: ese no es mi problema, tienes que ir.
Yo: joder Clara, es que de verdad no puedo… dime por aquí lo que tengo que hacer.
Clara: bueno, tú verás, tienes cuatro días para hacer tu siguiente “misión”.
Yo: ¿Y de qué se trata?
Clara: tienes que ideártelas para que yo y mis amigas podamos ir a esa fiesta ibicenca en la casa de Javi y María José.
Yo: ¡¿Qué?! ¡Pero si te caen mal! Además, ¿cómo te has enterado?
Clara: por comentarios de Tuenti. A lo que iba, ya sabes lo que tienes que hacer, ¡Au revoir!
Clara se ha desconectado.
Es normal que estuviera mala, ¡si es que esta tía me pone enferma!
Ahora, tengo que conseguir que la zorra de Clara venga a la fiesta.
No tenía más ganas de pensar, así que me tomé la leche viendo la televisión.
Y, como era de esperar, me quedé dormida.
Me despertó mi móvil, era Zac.
“¿Podemos vernos hoy? Quiero hablar contigo”.
Contesté rápidamente, “No puedo, estoy mala”.
Instantes después, volvió a llegarme un mensaje suyo.
“Vale, como quieras. Y no te preocupes, no pienso llamar a nadie para asegurarme de que lo que dices es cierto”
Qué capullo. Puede llamar a quien quiera, nadie sabe nada. Excepto Clara y mi madre, pero no creo que los llame.
Como no tenía gran cosa que hacer, seguí viéndola televisión.
No hay nada más triste que estar mala y estar sola.
Un rato después llamaron a la puerta. Bajé rápidamente.
-¿Quién es?
-Médicos sin fronteras. Vamos, ábreme.-la inconfundible voz de Sergio. Abrí la puerta y entró-Un pajarito me ha contado que estás malita.
-Sí, y supongo que ese pajarraco ha sido Zac.
-No me ha llamado. Me ha dicho por Internet que estabas mala porque no quería que estuvieses sola.
-Ya…-me dispuse a cerrar la puerta, pero Sergio me paró.
-Espera, mira lo que traigo,-volvió a asomarse y entró con dos bolsas-chucherías y porquerías de todas clases, y algunas películas.
-Ay, qué haría yo sin ti.
-Pues poca cosa.-Sergio sonrió y entró-¿Dónde nos vamos a apalancar?
-En el salón, mis padres trabajan.
-Yo subí arriba a por mi móvil y a apagar la televisión, mientras Sergio ponía las películas.
Ya en el sofá tirados, Sergio sacó el tema que yo sabía iba a sacar.
-Evelyn, ¿te pasa algo con Zac?
-No, ¿por qué lo dices?-le ofrecí el cuenco de palomitas.
-Te noto distinta, como si todo entre vosotros hubiese sido pasajero.
-No es eso… dejemos el tema.
-Como quieras-cogió el cuenco y comenzó a comer.
-A propósito… necesito tu ayuda.
-Claro, dime.
-Quiero que Clara venga a la fiesta del sábado.

Cap.27 Sergio, mi peluche

Javi y yo nos encontrábamos en mi cuarto, charlando.
No había tensiones, y para mi sorpresa, no había intentado nada conmigo.
-Anda que la última vez que estuve en tu cuarto lo pasé…-dijo Javi.
-Perdona, pero aquí la señorita lo pasó peor, que fui la que te vio.
-Bueno, bueno… no eres tan sensible cuando ayer casi matas a la rubia esa-los dos estallamos en carcajadas.
-Pero esa se lo merecía, a mí no se me tocan los ovarios.
-Ya, ya… ¿o tenía algo que ver con las miradas que le echaba a Zac?
-¿A Zac…? No me fijé, no me di ni cuenta.
-Sí, claro, porque tú estabas con el otro moreno.
-Óscar.
-Como se llame…
-Pero que me da igual, que yo no estoy con tu primo.
-Pues no lo parece.
-Dejemos el tema.
-Como quieras-admitió y se hizo el silencio unos instantes.
-¿Qué hora es?-pregunté para romper el silencio.
-Las nueve-dijo tras mirar su reloj de muñeca.
-Buena hora-dije sonriendo.
-¡Evelyn!-gritó mi madre desde abajo.
-¿Qué?-contesté abriendo la puerta.
-Estoy preparando la cena, ¿el chico se queda?
-¡Sí!-grité sin ni siquiera preguntar a Javi.
Cerré la puerta y me encontré con la mirada asesina de éste.
-Uy, qué mirada, ¿qué pasa?
-Tú ni preguntas, para qué, ¿no?-dijo sonriendo.
-Venga, si en el fondo lo estás deseando… Además, que yo ahora necesito un amigo.
-Amigo-le oí susurrar, pero decidí dejarlo pasar-¿y para qué?
-A ver Javi, lo bueno de ser amigos es que no importa la razón cuando se trata de apoyarse.
-Pero los amigos se cuentan las cosas, ¿no?
-Joder Javi, no empieces… de verdad que no te puedo contar nada.
-¡Evelyn!-volvió a gritar mi madre.
-¿Qué?
-¡Está aquí Sergio!
-¡Que venga!
-Bueno, yo mejor me voy-me dijo Javi.
-No, quédate…-no me dejó ni hablar, me dio un beso en la mejilla y se fue.
Y tal y como uno salió, entró el otro.
-Oye, que me he encontrado a Javi por las escaleras.
-Pues eso es porque no es invisible.
-Joder, ¿cómo estamos, no? Si tenía razón Zac.
-¡¿Cómo?!
-Eh, nada.
¿Cómo que nada? No me lo puedo creer, Zac lo ha llamado también a él, pero ¿este niño es tonto?
-Sí, has dicho que Zac tenía razón. ¿Te ha llamado a ti también?
-¿También? ¿A quién más ha llamado?
-¡Ajá! ¡Te pillé! Llamó a María José estando yo en su casa, por eso estaba aquí Javi, me acompañó a casa.
-A ver, no te lo tomes mal. Dice que te notó rara y seca con él, y me llamó para ver si yo sabía algo.
-Pues se va a enterar, ¡ahora mismo lo llamo!
-No, estate quieta, que me va a echar las culpas.
-¡Me da igual!-chillé, estaba súper mosqueada.
Busqué el número de Zac en la agenda y lo llamé.
-Pon al menos el altavoz que lo escuche.
Así lo hice, y esperé a que lo cogiera.
-¡Evelyn! ¿Cómo estás?
-Pues no sé, dímelo tú. Tienes que saberlo, has llamado a media ciudad preguntando por mí.
-Evelyn, yo…
-¡Tú nada! Que si te digo que no puedo quedar, es ¡porque no puedo quedar!
-Lo siento.
-¡¿Qué lo sientes?!
-Joder, tampoco es tan malo lo que he hecho, ¡coño!
-¡A mí no me chilles!
-¡Pero si has empezado tú!
-¡Paso!-dije y colgué.
Fue colgar y ponerme a llorar. Menos mal que estaba allí Sergio conmigo, para darme un bue abrazo y consolarme.
Estuvimos callados mucho rato, hasta que mi madre nos avisó de que la cena estaba hecha.
-Sergio, yo no quiero bajar…
-No te preocupes, que bajo a por la comida y cenamos juntos aquí arriba.
Sergio bajó y al cabo de un rato subió con una bandeja en la que estaba la comida. Había pechuga de pollo a la plancha con patatas fritas.
Me vino muy bien que Sergio estuviera conmigo, me hizo mucha compañía y me hizo reír mucho.
-Entonces, Zac te gusta, ¿o no?
-Sí, si gustarme me gusta. Pero es que ahora no sé qué puedo hacer, la he cagado.
-Igual no está muy enfadado…
-Además, si peleamos ahora, imagínate estando juntos.
-Y una preguntita, ¿por qué se supone que no podíais quedar?
-Tenía cosas que hacer.
-Bueno, si tú lo dices te creo, yo no me meto.
Terminamos de comer, y tras charlar un buen rato, a las doce Elena llamó a Sergio al móvil e insistí en que podía irse a casa.
-¿Seguro? Puedo quedarme aquí a dormir contigo por si necesitas un peluche por la noche para abrazar.
-Que no, tú vete con Elena y no te preocupes.
-Vale, pero si necesitas algo me llamas.
-Que sí.
Nos despedimos con un beso en la mejilla y un abrazo, y luego se fue,
Lo primero que hice fue conectarme al Tuenti para ver si tenía nuevas órdenes de Clara. Y en efecto, tenía un mensaje privado de ella.
#Clara Torres: “Vaya, vaya, veo que no pierdes el tiempo, te dije que te alejaras del moreno, y te vas a por el rubio… qué, ¿te lo has tirado? Jaja, ¡y luego dices que la puta soy yo! Bueno, tengo más planes para ti, por lo pronto, el lunes a la misma hora, en el mismo sitio”.
¿Qué si me lo he tirado? ¡Esta se cree que soy como ella!
Decidí contestar.
#Yo: “existe la amistad entre hombre y mujer, sin necesidad de sexo. Javi es mi amigo, y me acompañó a casa, sólo eso. Además, no tengo por qué darte explicaciones. Lo único que tengo que hacer es alejarme de Zac, no darte explicaciones. Bueno, que sí, que hasta el Lunes”.
No sabía si reír o llorar, esta tía me estaba amargando la vida. No sabía por cuánto tiempo podría estar alejada de Zac.
Y como cada noche, Laura me habló.
Laura: ¡Evelyn! Necesito que vengas conmigo a un sitio.
Yo: Claro ¿adónde?
Laura: es el cumpleaños de mi prima pequeña, y quiero comprarle el nuevo disco de Justin Bieber, que le gusta mucho.
Yo: ¿cuántos cumple?
Laura: cumple catorce años.
Yo: claro, yo iré contigo, ¿cuándo?
Laura: el cumpleaños es el miércoles pero el martes tengo dentista, y he quedado con María José para organizar las cosas de una fiesta, así que tendría que ser mañana lunes.
Yo: es que el lunes no puedo, lo siento.
Laura: ¿y eso?
Yo: porque no puedo, tengo cosas que hacer. ¿Y qué es eso de una fiesta?
Laura: es que los padres de María José se van a no sé dónde, y queremos dar una “fiesta ibicenca”
Yo: ¡qué bien! ¿Y quién va?
Laura: pues la lista aún no está hecha, pero será tipo de la última, con mucha gente, pero daremos invitaciones para que no entren desconocidos.
Yo: bueno, me piro que tengo sueño, buenas noches, te quiero.
No la dejé contestar, lo que me hacía falta es que me volviera a sacar el tema del regalo de su prima. Y como el lunes tenía que ir con Clara… ¡vaya mierda!

Cap.26 ¿Separarme de Zac?

-Ay, ay, Evelyn. Que no te conviene llevarte mal conmigo. Por cierto, muy guapa con esas ojeras, ¿no has podido dormir?
-Mira niña, que bastante tengo ya, eh. Por ahora he dicho que me caí por las escaleras.
-Bueno, y ¿quién se supone que grabó la pelea?
-Eso a ti no te importa.
Claro, me doy de hostias con una, lo graban y una amiga puede meterse en graves problemas, y ¿no me importa? Esta tía es tonta.
-Clara, al tema que te pierdes… ¿qué es lo que quieres?
-Que me hagas caso.
-Y ¿qué se supone que tendría que hacer?
-Para empezar, no quiero volver a verte con ese chico, el moreno.
-¿Óscar? Mira que tirártelo y no saberte el nombre…
-No, ese no. Además, no tengo porqué aprenderme todos los nombres de los tíos que me tiro.
-¿Entonces? No voy a separarme de Sergio.
-No te quieres dar cuenta, ¿eh? Me refiero a tu noviete, el moreno buenorro.
-Zac…-susurré, me salió casi sin querer.
Tenía razón, no quería verme en esa situación.
-Sí, ese. Zac, no quiero verte con él. Y tengo gente que te vigila. Si lo ves, voy a enterarme.
-Pero, ¿por qué? ¿Por qué lo haces?
-¿Aparte de porque me partiste la cara? Si te hago un favor, Evelyn. Zac no tiene que estar con una chica como tú, a él le pega más… ¡una como yo!
-O sea, una zorra.
-No empieces niña. No tengo nada más que hablar contigo, ¡que no te vea con Zac!-dijo y se fue.
Así, sin más. Increíblemente mala, la muy zorra.
No tenía otra opción, tenía que hacerlo por Xiza, y por Zac. Puede que a él le joda separarse de mí, pero el dolor sería mucho mayor si se tratase de ver a su hermana en serios problemas, o lo que es peor, en la cárcel.
No sabía qué hacer, no podía encerrarme en mi casa, eso seguro.
Laura hoy tenía que hacer faenas, y Sergio iba a surfear. No lo pensé más, y me dirigí a la casa de María José. Tardé un ratito en llegar, porque no me di prisa. Al llegar, Javi me abrió la puerta.
-Hola Javi, ¿está tu hermana?
-Sí, está en su cuarto.
-Pero, ¿está con Adrián?
-No, está sola.
-Gracias-dije y empecé a subir las escaleras.
-Oye, y tú ¿cómo estás? Vi la pelea.
-Bien, sólo tengo un arañazo bajo la oreja. ¿Y tú, qué tal? De resaca, ¿no?
-Un poco, pero estoy bien.
-Gracias por preocuparte, Javi.
-Anda ya, qué tonta-sonrió y volvió a hablar-ve para arriba.
-Sí, que si no, no subo nunca.
Subí y llamé a la habitación de María José.
-¡Entra!-abrí la puerta y me senté en la cama. Ella estaba con el ordenador, supongo que en el Tuenti-¡Evelyn! ¿Cómo estás? Pensaba llamarte ahora, lo juro.
-No te preocupes, estoy bien.
-No te volví a ver en toda la noche, ¿dónde te metiste so perra?
-Me fui con Zac-sus ojos me prestaban más atención ahora.
Se levantó y fue solo entonces cuando pude divisar su peculiar pijama. Tenía el pantalón lleno de ovejitas, y en la parte de arriba, una oveja grande que ocupaba desde el pecho hasta la barriga-, monísimo el pijama, ¡eh!
-Calla tonta, ¡me lo regaló Adrián y me encanta!-las dos estallamos en carcajadas. Volvió a sacar el tema de Zac-No me cambies de tema bandida, ¿qué pasó con Zac?
-Nada… fuimos a la playa, nos tumbamos a ver las estrellas y…
-¿Y?
-Volvimos a casa…
-¿Y?
-¿Cómo que y…? ¿Qué esperabas?
-¡Que si hubo tema!
-Joder María José, ¡no! Ni siquiera estamos saliendo.
-¿No?
-No.
-¿Segura?
-Sí
-¿Sí?
-¡No sé! Cómo mareas tía.
-¡Ajá! Dudas…
-No seas tonta…
Comenzó a sonar el móvil de María José, y empezó a sonreír de forma muy pícara,
-Deduzco que es Adrián.
-No, es el rey de Roma.
-¿Te llama el rey de Roma?
-¡Es Zac, imbécil!-dijo y lo cogió-¡Hola Zac!
-[…]
-¿Evelyn? Pues casualmente… ¡Ay!-le pegué un puñetazo y comencé a hacerle señas para que dijera que no-Pues eso, que la he llamado pero no contesta.
-[…]
-Que, ¿Si sé que le pasa?-me miró en busca de una señal, y le dije que no-No, no. No sé nada, ¿por qué?
-[…]
-Bueno primo, si me entero de algo te aviso ¿vale? Un beso.
-[…]
Colgó el teléfono y me echó una mirada asesina.
-¿Se puede saber qué coño le estás haciendo a mi primo? Lo ilusionas y lo ignoras. Tía, ¿de qué vas?-lo mismo que me dijo Laura.
-Joder, tranquilízate… yo no paso de él. ¡Si anoche mismo estuve con él! Sólo le dije que hoy no podía, que tenía cosas que hacer.
-Claro… venir aquí a verme, súper importante.
-Joder, no he hecho nada malo.
-Yo sólo te digo que no le hagas daño, no cometas el mismo error que con mi hermano.
De repente, empecé a sentirme muy incómoda, tenía que salir de allí.
-Bueno, yo tengo que irme, sólo pasaba por aquí y quería ver cómo estás.
-Claro, ¿te acompaño hasta la puerta?-dijo un poco molesta.
-No hace falta, tú quédate por cosas más importantes, no vaya a ser que llame Zac en mi ausencia-no sé si captó mi ironía, el caso es que se quedó callada.
Bajé las escaleras con un poco de rabia, no entendía por qué se cabreaba tanto. Al abrir la puerta, escuché mi nombre por detrás.
-Evelyn, ¿te vas?-Javi parecía decepcionado.
-Sí, tengo que irme.
-¿Puedo llevarte?
Tras pensarlo un segundo, cedí. La verdad, no tenía ganas de ir andando hasta mi casa.
-Ponte el casco-dijo tirándomelo.
-Desde luego, que tienes un peligro…
-¿Qué dices? Si yo soy la seguridad personificada.
-Ya, ya-los dos nos subimos y arrancó la moto.
A pesar de vivir algo lejos, llegamos en muy poco tiempo.
Al llegar, me bajé de la moto y le di el casco.
-Oye, ¿quieres quedarte un rato?
-¿En tu casa?
-No hombre, en la Mezquita… pues claro, tonto.
-Sí, claro.
Necesitaba un amigo, y él era el recurso más cercano.
-Pues vamos hacia adentro-dije sonriendo.
De repente sentí que alguien nos observaba.