miércoles, 9 de marzo de 2011

Cap.46 Demasiado joven.

-Dos batidos de chocolate, por favor-escuché a Javi.
Yo estaba ya sentada en las mesas del Starbucks.
Al cabo de un ratito, volvió con los batidos en la mano.
-¿Estás mejor?
-Sí, muchas gracias Javi. Aunque creo que tendré que darte clases yo, porque pierdes todas tus clases por mí.
-No pasa nada, pero ahora, cuéntame por favor… ¿Estás embarazada? ¿De mí?
-No lo sé, es posible. De ti…o de Zac.
-¿Más probabilidades?
-Hay más de que sean tuyos, puesto que nunca te lo pones… un día le pegas algo a alguien, ya verás-dije fulminándolo con la mirada.
-Es que eres muy efusiva… y si de repente sin comerlo ni beberlo quieres subir a mi cuarto, pues no me pillas con la munición encima.
-Todo el mundo tiene precaución en su cuarto Javi…
-Pues a mí se me acabó, y no la repuse.
-Bueno, pues eso.
-¿Y?
-Y… ¿y qué?
-Pues qué vamos a hacer.
-¿Qué vamos a hacer? Pues nada-dije recalcando la palabra “vamos”.
-¿Cómo que nada? ¿Qué es posible que estés embarazada de mí y no piensas hacer nada? Perdona pero no te lo permitiré.
-Sí, claro… qué quieres, ¿qué lo tenga?
Asintió con la cabeza.
-¿Pero tú estás mal? ¡Que tengo dieciséis años!
-Tu hermana lo tuvo a tu edad, y ya ves qué maravilla de niño.
-Además Javi, ¿cómo voy a tener un hijo contigo, estando con Zac? En todo caso diría que el niño es suyo y lo criaríamos juntos.
-A mí me da igual lo que tú hables con mi primo o dejes de hablar, pero si ese niño es mío yo quiero que lo tengas, tengo derecho a disfrutar de mi hijo.
-Javi, ¿estás loco o qué te pasa? Es que no doy crédito. No pienso tener ese niño Javi, sea de quien sea. Además, puede ser una falsa alarma.
-Evelyn, no puedes hacerme esto. Si yo soy el padre, tengo tanto derecho como tú de decidir.
-A ver Javi, eso no se sabe hasta que no nazca. No pienso tenerlo por tus caprichos de repente de ser padre.
-Evelyn…
-¿Qué?
-No es por ningún capricho…
-¿Entonces? Si no es por capricho, alguna razón habrá.
-No puedo decírtelo…
-Entonces no será una razón de peso para que arruine mi vida. ¿Me llevas a casa?-dije terminándome el batido.
-Pero…
-¿Algo más?
-No, vámonos.
-Pues eso.
Fui borde, pero es que era la única forma… quería que lo tuviera, y eso ni en broma.
De camino a casa fue a bastante velocidad, con el cabreo y eso.