sábado, 8 de enero de 2011

Cap.39 Eran réplicas

-¡Mamá me voy!
-¿Dónde vas? Si sólo son las cuatro de la tarde.
-Ya lo sé, voy a ir al centro comercial.
-¿Al centro comercial? ¿Con quién?
-Con mis amigos.
-¿Qué amigos?
-Mamá, los de siempre, Sergio, Laura, María José…
-¿Zac?
-No, él está en el Castillo.
-¿Cómo va por allí, hablas con él? Cuidará la casa, ¿no?
-Mamá sí, genial todo, ¡me voy!
Salí por la puerta y cerré de un portazo, para que me dejara en paz. Qué pesada madre mía…
Sergio aún no estaba en la puerta, así que fui a su casa.
Llamé a la puerta y me abrió al instante.
-Venga, vámonos. Te suelto en la casa de tu sobrino, y allí te recoge Xiza con el coche.
-Vale, vamos.
Al poco nos montamos en la moto y nos fuimos.
En la casa de mi sobrino me esperaba Xiza, a la que le hice una señal con la mano para que me esperara mientras yo entraba a por David.
Llamé al timbre, y al momento me abrió Jonathan.
-Hola, vengo por David, que al final vamos a ir al centro comercial.
-Claro. Pero tienes que traerlo antes de las once, que se va tu hermana y tiene que despedirse.
-Por supuesto, si mañana tengo instituto.
-¡David!-gritó Jonathan.
Vino enseguida y nos fuimos.
En el coche estaban Xiza, Dani y Javi.
David se sentó en medio, entre Javi y yo.
-Hola a todos, ¿qué tal?
-Hola Eve, pues genial. ¿Y tú, has hablado con mi hermano?-preguntó Xiza.
-Sí, bueno… anoche estuve hablando con él y tal. Le pedí que viniera hoy, pero dice que hasta el viernes no puede. Es que entre el trabajo, y la universidad, no da abasto. ¿Y tú Dani, no vas hoy al bar de mi cuñado?
-No, hoy van él y Hugo. Me toca el turno de noche.
-Anda, que vaya noche voy a pasar. No me gusta cuando tiene el turno de noche, me siento muy sola. Qué ganas tengo de que nazca el bebé…-dijo Xiza.
-Perdona, creo que me pierdo… ¿qué bebé?
-¿No te lo había dicho? ¡Lo hemos conseguido! Tras buscarlo mucho, ¡estoy embarazada!
-¿Enserio? No me lo puedo creer, ¡eso es genial!
-Pues sí. Serás tita-dijo riéndose Dani.
-Ella es mi tita-contestó David y todos estallamos en carcajadas.
-Pues serás tita por segunda vez, mejor dicho-me dijo Xiza.
-Bueno, aunque yo con Jennifer también me siento tita-dije risueña-, y, ¿será niña o niño?
-Aún es muy pronto, pero queremos una niñita.
-Mira el padre, jaja te imagino ya llevándola al ballet.
-Sí, y que se ponga también él un tutú-solo entonces intervino Javi.
-A mi prima Jenny le gusta el ballet-David también quiso participar.
-Bueno, ¿y cuál sería el nombre de la niña?-pregunté curiosa.
-Yo quiero ponerle Naiara-Xiza
-Naiara, es genial.
La verdad es que me encantaba ser “tita” otra vez. En realidad, si yo no estaba casada con Zac no era tita oficial, pero eso a mí me daba igual.
-¿Sabes Eve? Pensamos en ir al centro comercial de El Castillo, para que vieras a Zac. Pero después pensamos que no era un buen plan, ya que él está muy agobiado-me dijo Xiza.
-Joder, y por qué me lo decís ahora…
-No te preocupes, que dentro de dos días lo ves.
-Ya, lo sé.
-¡Zac! Yo quiero verlo-David lo adoraba.
-Ya lo sé David, pero es que no está aquí.
-Entonces, ¿vuelves con el rubio?
-A ver si te aprendes ya mi nombre chaval.
-Se llama Javi, y no estoy con él. Y tú no le hables así a mi sobrino.
-Pero si él y yo nos llevamos genial, ¿verdad enano?-dijo pasándole el brazo por encima y rascándole la cabeza con los nudillos.
-A mí no me llames enano, que ya tengo siete años.
-Joder, ¡qué viejo! Ya mismo te casarás y todo, ¿no?
-Tonto-dijo y le sacó la lengua.
-No lo chinches más Javi.
-Venga, que ya hemos llegado-dijo Dani, creo que un poco al margen de las conversaciones de los asientos traseros de su coche.
No nos costó aparcar, porque no había muchos coches.
María José nos esperaba con Adrián, Laura y Sergio. Los cuatro vinieron en moto.
-¡Laura!-dijo David corriendo hacia ella, y se lanzó encima.
-¡Qué guapo eres jodido!
-Algo tuvo que ver su tía-añadí yo divertida.
-A ver, los planes para hoy son claros-dijo Sergio-tenemos compras, recreativos, y cine. Si luego quedan ganas, cenamos en el Burguer.
-¡Yo quiero ir al cine!-gritó David.
-Bueno, pues aquí nos dividimos. Las chicas tenemos el rumbo marcado.
A las seis y media nos vemos en los recreativos-dijo María José.
-Venga, vamos David-le dije poniéndole la mano para que me la cogiera.
-No, yo quiero con los chicos.
-No David, tú te vienes conmigo.
-Yo quiero con el rubio.
-Pos nos ha jodido el niño…-le oí decir a Javi.
-No te preocupes Javi, que el niño-dije destacando esas dos últimas palabras-se viene conmigo.
-No, se viene con nosotros. Este hoy se aprende mi nombre.
-No de verdad, que si le pasa algo mi hermana me mata.
-Pero que no le va a pasar nada, tú vete a comprarte ropa. Hala, dile adiós a tu tía niño.
-Adiós tita.
-¿Ves? El niño está muy contento conmigo.
Las chicas me tiraron del brazo y separamos nuestros caminos, aunque yo seguía mirando para atrás. No me quedaba para nada tranquila dejando a mi sobrino en manos de Javi. En otros tiempos me hubiera dado igual, pero últimamente no estaba muy en su sitio. Lo único que me daba algo de esperanzas es que Sergio estaba también y estando él no le pasaría nada a mi sobrino.
Estuvimos en todas las tiendas que nos fuimos encontrando, probándonos cosas y haciendo el tonto. En la última tienda, nos probamos un vestido cada una. Eran horribles, era una tienda como de antigüedades, pero nos lo pasamos genial probándonoslos. Estábamos reventadas, así que decidimos esperar a los chicos en el Starbucks. Eran las seis y cuarto.
-Pues Adrián en la cama es increíble…-dijo María José entre risas.
-Yo no puedo decir gran cosa, ya que ¡al último que me tiré estaba borracha!
-Joder Laura, qué listón llevas…-le dije.
-Dani es genial, se demuestra con el bombo que tendré dentro de unos meses-las cuatro nos echamos a reír.
-Bueno Evelyn, ¿cómo es Zac?-preguntó Laura.
-Uhh-empezaron a decir todas.
-No diré nada, me lo guardo para mí.
-Pues mira mejor, no me interesaba mucho saber la vida sexual de mi hermano-las tres volvimos a echarnos a reír y llegaron los chicos.
Mejor dicho, tres de los chicos. Me preocupé al momento.
-Adrián, ¿dónde está mi hermano?-preguntó María José.
-¡Mi sobrino! ¿Dónde está?
-Tranquilízate Eve-me dijo Sergio-está con Javi.
-¿Y eso me tranquiliza?
-Es que se empeñó en llevárselo él. Han ido por su cuenta toda la tarde.
Saqué el móvil y busqué el número de Javi. No me lo cogía. Empecé a desesperarme un poco.
-Tía Eve, no lo llames, vienen ahí-Laura me avisó.
Al fin los vi.
-No me lo puedo creer…-susurré.
Javi venía con David a su lado. Ambos con cazadora negra de cuero. La misma cazadora negra de cuero. Y con unas Ray-Ban puestas. Los dos rubios. Eran como réplicas.
Fui corriendo y lo cogí en brazos.
-Pero, ¿en qué has convertido a mi sobrino?
-Pero si a él le encanta, ¿a que sí?
-Sí, ¿a qué voy guapo tita? Javi me ha dicho que trincaré mucho si llevo esto puesto.
-Lo mejor, ¡se sabe mi nombre!-gritó riéndose.
-¡¿Trincar?! ¡Javi, que es un niño!
Me enfadé con él y me llevé a mi sobrino con los demás.
Le intenté quitar las gafas y la chaqueta, pero no quiso.
-Que no, que me gusta mucho. Son iguales que los de Javi.
-Oye David, ¿y cómo te los has comprado? Si tú no llevabas dinero.
-Me los ha regalado él.
-Ah.
Estuvimos en los recreativos, jugando a las máquinas. Yo jugué al hockey de aire, que me gusta mucho.
Estaba un poco cansada, así que me senté en unas mesas que había allí mientras David jugaba a los bolos con los demás. O al menos lo intentaba.
Para mi desgracia, vino Javi adonde yo estaba.
-¿Cuánto te ha costado lo de mi sobrino?
-¿Qué más da?
-Lo pago yo. Es mi sobrino.
-Da igual. Es un regalo mío, así se acordará de mí.
-El cariño de los niños no se compra con cosas, se gana estando con ellos.
-Yo me he ganado su cariño estando el día con él. Luego, le he regalado eso porque le gustaba lo mío.
-Pues nada, si tú quieres pagarlo allá tú.
-No te enfades rubia.
-Sabes que mi sobrino es lo más importante de mi vida. ¿Y si le hubiera pasado algo?
-Conmigo es probablemente con la persona con la que más seguro estaría.
-Ya…
-Venga Evelyn… le he cogido mucho cariño a ese crío. Déjame que disfrute de su compañía sin tener que aguantar tus malas miradas, ni tus enfados…
-Si le pasa algo al niño, un solo rasguño, te mato.
-Que sí tonta, no te preocupes-me sonrió.
Y por un momento lo vi, ese era el Javi de antes. Su sonrisa. Su vieja sonrisa. Sin máscaras de tipo duro ni chupas de cuero ni gafas Ray-Ban, que llevaba puestas sobre la cabeza.
-Vamos, que te echo una al hockey de aire, listilla.
Jugamos al hockey un par de veces, en las que gané yo.
-¡Qué malo eres! Jaja, malo, ¡perdedor!
-Deja ya de meterte conmigo ¿no?
-No, aún me queda un rato de cachondeo.
-Pues nada, avisa cuando te hartes.
-¿Hartarme de ti?
-Seamos sinceros Evelyn. Tú jamás podrías hartarte de mí.

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