sábado, 8 de enero de 2011

Cap.38 Primer día de instituto

Al llegar al instituto, me esperaba Laura en la puerta.
Me bajé de la moto y me despedí de Sergio.
-Gracias por seguir trayéndome al instituto aún cuando tú ya no estás en él.
-No te preocupes, yo ahora tengo que ir a entrenar. Iré a correr a la playa.
-Bueno, a las tres nos vemos, ¿no?
-Sí, hasta luego, suerte en tu primer día de instituto, te hará falta.
-No tantos ánimos, eh.
Sergio arrancó la moto y yo me acerqué a Laura.
En el fondo, me gustaba estar de nuevo en el instituto.
Caras nuevas. Caras viejas. Caras que deseas ver, y otras que no.
Fuimos a mirar las listas de clase, aunque sabíamos que no habíamos caído juntas. Laura había cogido el Bachiller de Ciencias, y yo el de Letras.
Pero bueno, teníamos que ver con quién habíamos caído.
Genial, no conocía a casi nadie de los que habían caído en mi clase.
Fran, ni idea. Teresa, a saber. Ildiko, ni siquiera sabía de la existencia de ese nombre. Javi. Un voto de esperanzas. Apellidos, a ver… ¡Sí, es él! Genial.
-Tía, he caído con Javi, al menos sé que tan sola no estaré.
-Pues yo con Adrián.
-Y ¿María José?
-No va a hacer Bachiller, va a sacarse un módulo de algo, no recuerdo el qué.
-¡Es verdad! Me lo dijo, de Jardín de infancia.
-Sí.
-Oye, y Clara, ¿se ha metido en el tuyo o en el mío?
Nos giramos de golpe para mirarlo, y el cuerpo se me heló en ese preciso momento. Tendía que aguantarla un curso entero, dos si aprobaba al final de curso, Dios mío…
-Por favor, vayan entrando en sus correspondientes aulas.
El director, tan amable como siempre. Con su barriga cervecera, sus gafas de culo botella y su calva exceptuando la parte superior de las orejas.
-Bueno Laura, en el recreo nos vemos, suerte-la abracé y me fui hacia la clase que, según la lista, me correspondía.
Estaba en la tercera planta, junto al aula de plástica.
Al entrar, estaban algunos de pie charlando, otros sentados. Otros, no se había adaptado al horario y bostezaban.
Entonces fue cuando lo vi. Estaba sentado en una mesa con los pies sobre el respaldo de la silla, mirando por la ventana. Fui hacia él.
-¡Javi!
-Hola Evelyn, no sabía que venías a esta clase.
-¿Ah, no? Pero si mi nombre está en la lista.
-Yo ni siquiera he mirado la lista.
-Qué vago eres.
-No soy vago, simplemente no tenía ganas de ver los “frikis” con los que tendré que pasar todo un curso.
-Gracias por la parte que me toca guapo.
Me miró a la cara y me pareció verle una sonrisa.
-Te aseguro que no iba por ti.
Me miró a los ojos, y le sostuve la mirada unos instantes. Luego, la volví.
-Bueno, y ¿cómo te va todo?
-Bien, ahí estamos.
-¿Estás con alguien?
-Qué va, yo paso de amores.
Ya, tú pasas de amores pero todo Dios afirma que sigues colado por mí…
No era plan de decírselo, ya que ni siquiera sabía si era verdad.
-Bueno, te llegará tu momento.
-Y a ti ¿cómo te va… con mi primo?
-Bueno, a pesar de que no lo veo apenas, creo que va bien. Hice un mes hace un par de días.
-Eso está bien.
-Oye, esta tarde me ha comentado Sergio algo sobre un centro comercial, ¿tú también vas a ir?
-Sí, mi hermana se ha puesto muy plasta para que vaya, dice que ya nunca voy con el grupo.
-Pues mira, yo también voy. Así que tienes que ir, ¡eh!
-Pues habrá que ir…
Los dos sonreímos y nos sentamos, pues el maestro entraba por la puerta.
Nos sentamos juntos, en la última fila. Clara se sentó más adelante, y no tuve que verla apenas.
Estuvimos toda la mañana rellenando papeles con nuestros datos, para los maestros. Y por supuesto, estuvimos toda la mañana hablando.
Tocó para el recreo, y Javi y yo nos despedimos con un beso en la mejilla.
-Espero que al empezar las clases en serio, se pongan las pilas, señorita González y señor García.
-Sí, no volverá a pasar.
Salí de la clase y me dirigí hacia el sitio donde solía quedar con Laura en mi instituto a la hora del recreo. Los baños.
Tras esperar un rato, llegó ella.
-Joder tía, qué mierda, cómo me he aburrido. En mi clase son todos unos frikis.
-A mí se me han pasado las horas volando.
-¿Y eso?
-Pues verás...
-¡Hola chicas!-interrumpió María José.
-Vamos a la cafetería, que tengo un hambre que me muero.
-Tía pues yo no tengo hambre, si son las once y media de la mañana.
-Laura, es que tú no comes nada-proseguí yo-pues yo si tengo hambre, así que vamos.
Yo me pedí una tostada con un zumo, y María José se cogió una tostada, un dulce, y un café bombón.
-Hala tía, eres más bruta…-dijo Laura y las tres estallamos en carcajadas.
-¿Qué tal te ha ido a ti en el módulo? Has tenido suerte de que tuvieran ese exactamente en este instituto.
-Y que te cogieran-siguió Laura.
-Vale, he tenido mucha suerte. Me va muy bien, son muy amables todos. Y a vosotras, ¿cómo os ha ido?
-A mí mal, ¡he estado aburridísima! Tu novio, no hacía más que hablar con un friki de juegos del ordenador, qué plasta…
-Ay, ¡qué mono!-contestó María José-y a ti Eve, ¿cómo te ha ido?
-Sí, estaba a punto de contármelo cuando llegaste.
De repente miré ligeramente por las paredes acristaladas de la cafetería y me encontré con la mirada de Javi en un banco, que me guiñó un ojo.
-¿A mí? Pues… bien, el maestro es enrollado.
-¿Enrollado? Evelyn, te ha tocado con el Tortuga, ¿me equivoco? Es el maestro más pesado y plasta del instituto.
-Ya, pero no sé, vendrá de buen humor.
Lo que necesitaba que María José pensara que ahora estaba otra vez con su hermano, y que le haría daño a su primo Zac.
-Anda mira, ahí están Adrián y mi hermano.
María José los saludó por el cristal y ellos nos devolvieron el saludo con una sonrisa.
-Bueno, vamos al baño anda.
-¿Para qué?
-Para echar un pitillo-me susurró.
-Oye, pero que ya estamos en Bachiller y podemos salir a fumar fuera, ¿no creéis que es mejor?
-Qué va-dijo María José-a mí me van las costumbres.
Entramos en el cuarto de baño de la planta baja y estaban las típicas pijas maquillándose y arreglándose el pelo. Nos metimos las tres en ese mini-cuarto de baño compuesto por inodoro y papelera. Mi instituto, lo más cutre que hay. Estábamos en el último cuarto, ya que ese está comunicado con una ventana y el humo sale por ahí.
María José se lo encendió y se lo fumó tranquilamente.
-¿Qué hora es?
-Son las doce menos diez-contesté mirando el móvil.
-Así que date prisa-le dijo Laura.
Al acabarse el cigarro, salimos del baño, y nos separamos, porque pitaría en cuestión de segundos.
Miré en mi bolso el horario que me habían dado a primera hora, y ahora me tocaba Sociales. Genial, así podía hablar con Javi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario