lunes, 3 de enero de 2011

Cap.23 Si no me separan, la mato

-Zac, ¡deja que te explique!-Zac y yo estábamos a solas en esa habitación que minutos antes estaba llena.
-No tienes que darme explicaciones, eres libre. Tú y yo no salimos juntos. Sólo quiero saber una cosa. ¿Por qué? ¿Por qué me dejaste besarte, si estabas con alguien?
¿Por qué no me lo contaste?
-Pero déjame explicarte, joder. ¡No estoy con nadie! Cuando te fuiste, en mi casa estaba Óscar, mi ex novio. Ha venido y quería verme. Fuimos al McDonald y al Starbucks, sólo eso.
-¿Por qué no me contaste que venía?
-Yo no lo sabía.
-Lo siento… por un momento me he sentido utilizado.
-Yo no te haría eso…`
-A mi primo se lo has hecho.
-Él sabía que yo no quería nada. Fue un simple royo.
-Y yo, ¿qué soy yo para ti?
Aunque hubiese querido contestar, habría resultado difícil, ya que Laura entró nerviosa por la puerta.
-Laura… está abajo…
Sólo me hizo falta ver su cara para saber lo que quería decir: Óscar estaba abajo.
-Gracias Laura, ahora bajamos.
Laura cerró la puerta y volvió a bajar.
-¿Quién hay abajo?
-Zac, abajo está Óscar-se puso más serio-pero tranquilo, yo vengo contigo, y no tiene porqué pasar nada.
-Vámonos-se acercó a mí y me cogió por la cintura.
Bajamos abajo y nos costó encontrar a mis amigos, porque aquello estaba abarrotado. Al llegar, estaban todos, y Óscar hablaba con Sergio.
-¡Hola!-grité para que me oyeran.
Todos sonrieron y siguieron bailando, excepto Óscar, que vino hacia mí y me abrazó. Zac estaba a mi lado, y no le hizo gracia.
-Óscar, te presento a Zac-le dije al oído.
Óscar le tendió la mano y Zac se la estrechó.
-Evelyn, voy a por algo de beber, ¿quieres algo?
-Lo mismo de antes, JB cola.
-Ahora vengo-dijo y me besó. Fue un pico apurado, pero yo sé porque lo hizo. Luego, se fue dejándome con Óscar.
-Vaya, veo que no estás sola.
-No estoy con él, no sé…-no sabía bien qué decirle-realmente, no sé qué somos…
-Bueno, no tienes que darme explicaciones. No te voy a mentir, he vuelto porque te echo de menos. No pude venir antes por el curso, pero ahora que he terminado el curso he podido venir. Pero por lo que veo, llego tarde.
-No te ofendas, pero no tienes derecho a pedirme nada de eso.
-Lo sé.
Zac llegó con las bebidas y volvimos a la habitación.
Allí nos encontramos con alguien que no esperaba ver.
-¡¿Óscar?! ¿Eres tú?-me giré y no daba crédito a lo que veía. Había vuelto.
Laura se vino a mi lado porque sabía que se podía liar.
-Claro que soy yo-dijo Óscar sonriendo-¿no estabas en París?
-Sí, pero el curso ha terminado-dijo Clara-sólo tenía que estar tres semanas allí.-sólo en ese momento, se percató de mi presencia-Vaya Evelyn, no te había visto. Muy guapa, has cambiado.
Clara estaba vestida como una puta, con sus dos amigas.
-Sí, he cambiado. No como otras-dije con una sonrisa forzada.
-Vaya, cómo está el ambiente. ¿Aún no me has perdonado? Sólo fue un polvo, nada serio. ¿Verdad, Óscar?-dijo cogiéndole un moflete-No te preocupes, que fue sólo eso, un polvo.
-Típico de putas-al oír eso, toda la atención de la habitación se dirigió hacia nosotras. Estábamos de pie, rodeadas por las miradas de los demás.
-¿Qué me has llamado?
-¡Puta!
-¿Yo? ¡Tú sí que eres puta! Si no que se lo digan a él-dijo señalando a Zac.
Me tiré sobre ella agarrándola por los pelos. La golpeé por todos lados, hasta que alguien me apartó. Las manos me sangraban, pero no era sangre mía, si no suya.
-¡Soltadme, que la mato!-grité alterada.
En poco tiempo aquello estaba lleno de gente. César vino y nos sacó de allí, a todos. Zac se lo explicó todo y dijo que volveríamos a entrar cuando nos tranquilizásemos.
Pero yo, no quería tranquilizarme, y me fui en busca de Clara.
-¡Ven aquí!
Volví a engancharla por los pelos hacia atrás y una vez en el suelo me tiré encima de ella y la golpeé hasta el punto de dolerme los puños. Ella chillaba e intentaba cubrirse, y en un intento de apartarme me dio un manotazo y me arañó el cuello bajo la oreja.
Zac volvió a sujetarme por detrás, y cuando Clara se levantó para venir en busca mía, Xiza la cogió por detrás. Pero Clara, tan chula ella, le pegó un codazo a Xiza para librarse de su abrazo.
Xiza, consciente de que si le pegaba podían denunciarla al ser mayor de edad, cogió el primer cubata que pilló y se lo echó por encima. Clara, acabó empapada, con el labio partido por mí, más un ojo morado, ya que un hielo del cubata que le tiró Xiza, le dio en el ojo.
Dani se llevó a Xiza de allí, y yo me acerqué a Clara.
-¡No Evelyn! ¡Ven aquí!-gritó Sergio.
-Sólo voy a hablar-le quité una botella de cerveza a un tío que observa la escena y fui en busca de clara-si tienes coño, le dices a alguien que lo del ojo ha sido Xiza. Yo sólo te advierto de las consecuencias-rompí la botella agarrándola por el mango y se la puse en el cuello, noté que temblaba-todo, y repito TODO te lo he hecho yo, ¿entendido?
Ella no contestaba, en sus ojos se veía rabia y dolor, pero también miedo.
-Suéltala Evelyn-Zac me cogió y me llevó al coche de Dani, adonde estaban Dani y Xiza.
-¿Estás bien?-pregunté a Xiza sentándome a su lado en el capó del coche.
-Físicamente sí, pero temo a que esa zorra me denuncie, le he dejado un ojo morado.
-Y yo un labio partido, y la moral por los suelos-las dos nos reímos.
-Pero tú eres menor de edad, yo no.
-Le he dejado claro que lo del ojo he sido yo.
-¿Cómo?-Xiza no daba crédito a lo que oía.
-sí-contestó Zac por mí-le ha puesto una botella rota al cuello para dejarlo claro que tú no tienes la culpa.
-Muchas gracias-dijo y me abrazó.
-Toma Evelyn-me dijo Dani-tengo aquí una botella de agua para que te limpies.
-¿Quieres volver a entrar?-me preguntó Zac.
-No, prefiero que nos perdamos por ahí-le sonreí y me devolvió la sonrisa. De repente, llegaron todos a nuestra posición, Laura y María José fueron las primeras en abrazarme.
-¡Qué palizón le has dado!-gritó Sergio divertido.
Detrás de todos, apareció Óscar.
-Evelyn, yo no quería que pasara esto… yo… lo siento.
-Creo que deberíamos irnos-dijo alguien, ni siquiera sé quién, y se fueron yendo poco a poco despidiéndose de nosotros.
Zac se acercó a mí y me susurró al oído “te espero en mi coche” y se fue.
Una vez solos, Óscar y yo pudimos hablar más tranquilos.

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