miércoles, 15 de septiembre de 2010

Cap.11 Confesiones

Estaba nerviosa, muy nerviosa. Aún llevaba el pelo húmedo tras haberme bañado, así que fui a secármelo.
No tardé mucho, y decidí conectarme. No había nadie de mi agrado. ¿Decepción? Seguro. Decepción por no ver a Zac conectado, pero claro, había que pensar, que yo no tenía su Messenger. Así, que me conecté al Tuenti. Sí, allí si estaba, pero no pensaba hablarle… que me hablara él. Aunque yo tenía claro que él no iba a hacerlo.
Menudo cacao tenía hecho en la cabeza, nadie se lo podía imaginar. Zac tenía que decirme algo, lo sabía estaba segura, pero no podía. Javi le dijo algo importante a Zac, que no le hizo nada de gracia. Menuda película… para un solo día.
Al fin me habló, menos mal.
Zac: Mira pequeña no voy a andarme con rodeos.
Evelyn: Tú dirás.
Zac: Sabrás que me fui de allí por algo que mi primo me dijo al oído, ¿no?
Evelyn: Sí, algo así.
Zac: Mi primo me pidió las llaves del coche.
Evelyn: ¿Para qué?
Zac: Vamos Evelyn, ya lo sabes… quería llevarte a no sé dónde, y… no sigo.
Evelyn: Vale, vale, lo capto.
Zac: Perdona por haberme ido así antes, es que no entiendo porqué él sí y yo no…
Evelyn: Zac porque tú no quieres rollo… ¡tú quieres una relación seria!
Zac: ¡Pues si quiero una relación seria, es porque te has hecho de querer en muy pocos días!
Evelyn: ¿Cómo? ¿Querer? Zac… Tú… ¿Me quieres?
Zac se ha desconectado.
Genial. Yo sabía que le gustaba, pero querer son palabras mayores. Es que es imposible, en tan sólo dos o tres días… Quién sabe, igual existe el amor a primera vista.
Me rayé un poco, pero de repente entró en la habitación mi sobrino, que esta noche dormiría allí con nosotros.
-¡Tita! ¡Lo he roto! ¡He roto el colgante que mamá me dio! ¡Va a matarme!
-A ver, déjamelo-el colgante era de su padre, de su verdadero padre. Falleció tras dejar embarazada a mi hermana. El colgante era un corazón con perlitas por los bordes y en el centro ponía “DAVID”. El colgante se lo regaló su padre David a mi hermana, y ella le cambio la cadena cuando el pequeño nació para ponérselo a él-no está roto, es que te lo has desabrochado, ven aquí que te lo ponga-se lo puse y se fue gritando “abuela”.
Tenía la cabeza increíblemente loca, sin saber qué podía hacer.
Javi quería llevarme a la cama, cosa a la que igual no me hubiera negado. Zac, me quería. Y supongo que ahora Xiza lo sabía todo, porque corrió tras ellos en la playa.
Y yo quedaba ahora como la mala por no darle una oportunidad a Zac, y sí a Javi, ya que Javi no me quería.
La verdad era raro que yo me rayara, ya que yo normalmente pasaba de todo. Y eso pensaba hacer, estaba pasándolo muy mal, así que decidí pasar de todo y seguir con mi vida como lo hacía antes, sin preocuparme por nada ni nadie. Sé que suena un poco egoísta, pero me daba igual en esos momentos.
Estaba un poco aburrida, así que decidí acostarme.
Por la mañana, me despertó mi sobrino llamando a mi puerta, ya parecía una costumbre. Le abrí la puerta y le dejé entrar.
-David, ¿qué quieres? Que es muy temprano…
-Que no quiero nada.
-¿Entonces por qué vienes?
-No por nada, tu novio, que está abajo.
-¿Qué novio? Cariño, yo no tengo novio.
-Que sí, el rubio-genial, ahora Javi estaba abajo.
No me lo pensé dos veces y con el mismísimo pijama y los pelos de loca bajé abajo.
Estaba allí sentado con un vaso de leche enfrente y al lado de mi madre y de Pedro.
-Ah, buenos días cielo. Oye, tu amigo Javi es un encanto-dijo mi madre.
-Que no, que es su novio-saltó mi sobrino pero yo le tapé la boca.
-¿Qué haces tú aquí?-dije mirando a Javi.
-Pues cielo está desayunando-dijo mi madre sonriendo.
-Pues con vuestro permiso os lo robo, que ya ha comido bastante-le pegué un tirón de la camiseta y no lo solté hasta que no estuvimos en mi habitación.
-¿Se puede saber qué haces tú aquí?-dije un poco mosqueada.
-Es que quería verte-dijo levantando los hombros y poniendo cara de bueno.
-Por esa te vas a librar-dije y le besé.
-Oye, tu madre un encanto ¡eh!
-Sí, sí… hablando de familia, ¿cómo está tu primo?
-Sabía yo que sacarías el temita.
-¿Por qué no? Es mi amigo.
-No veo que te corresponda como amigo.
-Eso da igual, tú dime cómo está.
-Bien, supongo. No lo veo desde anoche.
-Bueno, ¿vas a explicarme qué haces aquí o no?-le pregunté con un poco de retintín.

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