sábado, 8 de enero de 2011

Cap.37 Giro inesperado

Mi vida había pegado un giro inesperado en poco tiempo.
Yo, que estaba soltera, liándome con cualquiera, y buena con mi madre.
Ahora, tengo novio, y a mi madre la trato como a una fregona. Sí, algo bueno por algo malo.
Lo de mi madre, es más que nada, porque últimamente chocamos mucho. Ella antes se creía que yo era la niña perfecta. No volvía tarde, no salía con chicos… Ya ves, todo por el cariño que le tenía a Óscar.
El tema de mi hermana, quedó solucionado. Es más, mañana por la tarde se va. Esos tres meses, David duerme en mi casa, ya que Jonathan madruga mucho para abrir el bar.
-Evelyn, duérmete ya que mañana es el primer día de instituto. Zac y yo hablábamos todas las noches por teléfono. Yo ponía el altavoz y así mientras podía escribir en mi diario.
-Es que no tengo sueño.
-Como faltes mañana al instituto me enfado, ¿eh?
-Sí. Y tú, no faltes a la universidad ni al trabajo.
-Que no… Además, yo ya llevo dos semanas, y mañana es tu primer día.
Yo seguí con mi diario.
“Zac está en una universidad de El Castillo, de informática. Tiene allí una casa alquilada con un amigo, y le ha salido a muy buen precio. Casi tirada. Mi casa. La casa en la que viví hasta los nueve años.
Por la mañana trabaja en una cafetería, y por la tarde va a la universidad.
Algunos días viene a verme. Otros, no. De todas formas nos vemos todos los fines de semana.
A Sergio, le va todo genial. Ha dejado el instituto, ya que un patrocinador de surf se ha interesado por él.
Laura, sigue en busca de su príncipe azul.
M. José y Adrián están como siempre, muy acaramelados.
Javi, dice que va a su bola y que me tiene más que olvidada. Otros, afirman que no es verdad, que sigue hasta los huesos de mí. Yo apuesto por lo último.
Aunque la verdad, con lo pasota que está… es un pasota total, y no echa cuenta de nada… tipo, “el Culebra” de la serie “Los Protegidos”.
Se da aires de chulo, y no aguanta con las tías más de 4 horas.
Xiza y Dani, están como nunca. Están buscando incluso un bebé”.

-Venga Evelyn, que es muy tarde. A dormir.
-Jo, qué más te da. Qué te cuesta hablar más rato.
-A parte del dinero…
-¡Agarrado! ¿Qué pasa, que no te puedes gastar el dinero en hablar con tu novia por teléfono?
-Que sí tonta, pero es que ya es la una y cuarto, y no quiero que mañana te quedes dormida en la clase.
-Jo… bueno, vale, ¡pero mañana vienes a verme!
-Evelyn, que mañana es miércoles… no tengo tiempo de nada, espérate al viernes.
-Joder… me empiezo a hartar de esto ya…
-Pues te queda bastante…
-Ya…
-Mi vida.
-¿Qué?
-Recuerda… La distancia…
-No podrá con nosotros-dijimos al unísono.
-Buenas noches princesita.
-Buenas noches, que descanses.
-Suerte mañana. Por cierto… Tú y yo…
-Desde el cielo hasta el mar…
-Y jamás nos separarán.
Colgué el teléfono y cerré mi diario.
Me quedé tumbada en la cama. Permanecí inmóvil y callada un buen rato.
Cómo lo echo de menos… estas relaciones a distancia, son una mierda.
Sobre todo para mí, que desde lo de Óscar, soy un poco desconfiada.
Hay que joderse.

Por la mañana.
-Evelyn, son las siete y media. ¡Llegarás tardes i no te despiertas!
-¡Que ya voy!
-¿Quieres desayunar?
-¡Hazme un vaso de leche y una tostada!
-Vale.
Qué mierda, estoy muerta de sueño. Debí hacerle caso a Zac.
Me levanté poco a poco y fui hasta el baño. Me di una ducha. El agua estaba caliente, y eso me sentó genial. Luego, me vestí. Unos vaqueros y una camiseta de mangas cortas de color rosa fucsia. Excelente elección.
-¡Evelyn, se te enfría la leche!
-¡Que voy!
Qué pesada macho…
Bajé a desayunar rápidamente, pues se me había hecho tarde.
-Échate lo que quieras en la tostada.
-No esperaba menos.
Me eché mantequilla y mermelada de fresa.
Cuando miré el reloj, eran ya las ocho y cuarto.
-Me tengo que ir-fui a lavarme los dientes y al volver, ya estaba Sergio en la puerta.
-¡Adiós!
Cogí un bolso y me monté en la moto, tras ponerme el casco, claro.
-¿Qué harás hoy?
-Supongo que cuidaré de mi sobrino, para que mi hermana pueda preparar sus cosas para la gira.
-Joder rubia, no puedes encerrarte así. Que tu novio esté en el quinto pino no te da derecho a no salir. Así que hoy te vienes al centro comercial, y punto.
-Pero David…
-David se viene. ¡Y ya está!-aceleró la moto y llegamos en poco tiempo al instituto.

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