lunes, 30 de agosto de 2010

Cap.7 ¿Error?

Cuando me dijo eso me iba a dar un infarto, si no fuera porque le tenía cariño, lo habría matado.
-Efron joder, me has asustado.
-Qué tonta, cómo me van a meter a mí en la cárcel con lo bueno que soy-dijo riéndose.
-Por cierto, hablando de que eres bueno, muchas gracias por todo lo de anoche, de verdad.
-No tienes que dármelas.
Estuvimos mucho rato hablando, me contó que vivía en América pero definitivamente se mudaba aquí. Tiene dieciocho años y no sabe qué hacer respecto a estudios, ya que lo han aceptado en varias universidades.
-¿Y tienes novia?
-No, en América son todas muy secas, no merecen la pena. Me gustan más las españolas-dijo sacando su sonrisa. Dios, mátame…-¿y tú? ¿Hay algún afortunado?
-No, no lo hay. Lo hubo, pero no volverá a pasar…
-Pues qué pena.
Genial, ¿se me estaba declarando? Tenía que admitir que me gustaba, pero no podía cometer el error que cometí aquella vez… No, otra vez los recuerdos…
Óscar, él era mi novio. Era alto, guapo, cariñoso, lo tenía todo… menos fidelidad. Llevábamos tres años, incluso le regalé algo muy valioso. Más que cualquier objeto material… le regalé mi virginidad.
-¿Puedo preguntar cuándo pasó eso?
-Hace seis meses.
-Ah, lo siento. No sé qué decir la verdad.
-Pues nada, si me da igual. Ese tema está muerto y enterrado.
-Pues yo no me niego al amor. No ando buscándolo, pero si viene no le voy a cerrar las puertas.
-Yo simplemente tiré la llave con la que cerré las puertas.
-¿Y desde entonces no ha habido nada?
-Sí, rollos. Es lo único que acepto.
Me encantaba estar con Zac, me daba confianza.
Con él podía abrirme, podía contarle las cosas sin más. Dicen que a los desconocidos es más fácil hablarles, pues con él me pasaba eso.
Nunca, y recalco NUNCA podría reemplazar a Sergio, eso está claro, pero él se estaba convirtiendo en un buen amigo.
-Te diría de presentarte a mi familia, pero veo que conoces a mi hermana.
-Sí, ni siquiera sabía que Xiza tuviera un hermano.
-Pues ya ves.
Miré la hora en mi móvil, ya eran las diez de la noche, tenía que irme.
-Lo siento mucho Efron, pero tengo que irme, no veo a mi madre desde ayer.
-Venga, yo te llevo.
Ese día si pude ver el coche, era un Fiat Punto Abarth, en gris metalizado.
-Bonito coche-le dije sonriendo.
-Gracias peque.
-Todo un placer Efron.
-Llámame Efron cuando quieras, pero no me apellido así, eh.
-Tú eres mi Efron, y punto.
Nos montamos en el coche y fuimos a mi casa.
Durante el camino se hizo el silencio, yo estaba cansada a pesar de llevar despierta solo unas horas.
Llegamos a casa, y estuvimos despidiéndonos dentro del coche.
-Gracias por traerme Efron.
-Es lo menos que podía hacer pequeña. Oye, tengo que decirte algo, y no sé por dónde empezar…
-Pues tú dirás. Si hay confianza tonto, venga dímelo.
-Mira Evelyn, tú me gustas, ¿vale? Y creo que podríamos seguir quedando, con el tiempo podría nacer algo bonito…
Mierda, lo que me hacía falta. Ahora se me declara. ¿Qué hacer? No lo sé, decirle la verdad, era lo mejor y lo más justo para él.
-Mira Zac, tú también me gustas, y lo sabes. Pero no puedo arriesgarme a más. Te lo dije antes, perdí la llave de las puertas de mi corazón, lo siento…
-Sé que tienes miedo al amor, pero yo creo que puedo hacerte feliz, pequeña.
Salí del coche y eché a correr hacia la puerta, lo único que se me ocurrió hacer.
-Lo siento…-susurré mientras corría.
Entré en casa sin darme la vuelta, y subí a mi habitación, no tenía ganas de cenar ni de nada.
Llegué y recién encendí el ordenador, entró mi madre por la puerta de mi habitación.
-Cielo, ¿estás bien?
-Sí, siento no haber saludado al entrar, es que estoy cansada.
-¿Qué tal anoche? ¿Qué has comido?
-Estuvo bien, fue una fiesta divertida. He comido huevos y patatas fritas-mentí, no había comido nada.
-¿A qué hora os recogisteis?
-A las dos, como siempre que dormimos allí.
-Bueno, me voy para abajo, si quieres algo bajas.
-Vale.
Cerró la puerta y se fue. Sí, mentía a mi madre. A las dos de la mañana, apenas había llegado a la fiesta. Es que, a sus ojos, yo era una niña buena, que ni bebía, ni me recogía tarde, y era virgen… y es que tenía que ponerme al nivel de mi hermana, que a pesar de haber perdido la virginidad pronto,-la prueba, mi sobrino-ella había sido una hija excelente.
Me puse con el ordenador, y miré mi Tuenti. Tenía varias cosas, y las fui mirando poco a poco, hasta llegar al producto estrella.
+1 Petición de amistad.
La miré, y era de Zac. Supongo que su hermana se lo habría hecho estos días que él ha estado aquí, ya que en América no existe el Tuenti.
Zac García Johnson. Incluso su nombre es perfecto.
Él es perfecto. ¿Por qué lo hice? Ni idea. ¿Un error? Tal vez. ¿Puede haber marcha atrás? Quién sabe…
Tantas preguntas, todas sin respuesta fija…
Lo acepté, pues no quería parecer borde, al menos no más después de haberlo dejado con la palabra en la boca.
Miré sus fotos, no tenía gran cosa, unas cuantas con Javi, algunas con Xiza y Dani…
Para mi suerte, no estaba conectado al chat.
Y no sé si por desgracia o suerte, me mandó un mensaje al móvil.
“Pequeña, no sé lo que he hecho, pero lo siento sea lo que sea… igual he ido muy rápido, necesitarás tu tiempo. Besos guapa”
Vaya, un sentimiento atravesó todo mi cuerpo… ¿Culpabilidad? ¿Arrepentimiento? No sabría describirlo bien, pero no me hacía sentir nada bien.
Apagué el ordenador, pues estaba nerviosa y nadie se conectaba.

domingo, 29 de agosto de 2010

Cap.6 Resaca

Dolor. Mucho dolor de cabeza. Cada sonido por insignificante que fuera, a mí me retumbaba. Y tenía sed, mucha sed, la boca muy seca. Que, ¿qué me pasaba? Resaca. El día anterior había bebido demasiado, no recordaba gran cosa. Me desperté en la habitación de Laura, con un pijama que no era mío, supongo que era de ella, tirada en los colchones del suelo. A mi lado estaba Sergio, con unas calzonas y sin camiseta. Y al otro lado, Laura. Menudo careto teníamos, Sergio se salvaba un poco, pero Laura tenía una cara de resaca impresionante.
-Buenos días dormilona-me dijo Sergio sonriendo.
-Pero si Laura aún duerme, la dormilona es ella.
-Bueno, sí. También podríais competir por ver quién la lió más anoche.
-Ella, seguro que ella. Oye, ¿qué tal con Elena?
-Pues, iba muy bien, me lié con ella.
-Pero, ¿hubo tema?
-No. Se la veía un poco verde en eso aún, paso de meterle prisa. Además, aunque hubiera querido, no hubiera podido. Digamos que me llamaron diciendo que cierta individua no sabía ni dónde estaba y necesitaba mi ayuda.
-¡Efron!
-¿Cómo?-dijo con cara perpleja.
-Zac, ¡dijo que me llamaría!-dije contenta.
-Conozco esa cara… ¡tú te estás pillando!
-Qué dices, flipado… ¿Cuándo me he enamorado yo, eh?
-Con Óscar.
-Muchas gracias por recordármelo. Pero mira, ahí la prueba. Sufrí cuando me dejó y me prometí no más novios serios, ahora soy un alma libre.
-Y tan libre, estos últimos meses te has liado con más tíos que yo tías en toda mi vida.
-Exagerado…
-Callaros ya, que me retumba la cabeza…-dijo una voz en la otra punta de los colchones.
-Levántate Laurita, que no son horas.
-¿Qué hora es?-pregunté, me había dado cuenta de que ni sabía la hora.
-Las seis y media de la tarde.
-Dios mío, me voy a casa mi madre me va a matar-dije apresurada.
-No te preocupes, ha llamado. Le he comentado que has comido aquí y que pasarías el día fuera de casa.
-¿Y por qué? ¿Dónde pasaré el día?
-Con Zac. Igual no te lo he dicho, pero has quedado con él en media hora.
-¡¿Qué?!
-Tranquila, tú arréglate que yo te llevo en la moto.
-Yo te mato.
-Y yo a los dos como no os calléis-dijo Laura.
-¡Laura, te cojo algo de ropa!
-Llévatelo todo, pero ¡cállate!
-Tú ni cuenta, que no está acostumbrada a las resacas-dijo Sergio divertido.
Removí el armario de Laura en busca de algo que ponerme, y tras una profunda búsqueda, lo encontré.
Me puse una mini-falda vaquera con una camiseta blanca con detallitos negros y unas sandalias blancas.
El pelo me lo peiné y se me quedó muy liso, por la plancha de la noche anterior.
-¿Qué tal voy?
-Preciosa, vamos que no llegas a tiempo.
Le dejamos una nota a Laura y recogimos un poco la habitación. Después bajamos y nos despedimos de Miriam.
-¿Dónde se supone que he quedado?
-En el parque del instituto.
Me subí en la moto y nos fuimos. No tardamos mucho en llegar al parque, en el que se suponía que me esperaba mi Efron.
-Suerte Eve.
-¿Por qué? Si sólo vamos a dar una vuelta.
-Sí, sí, pero suerte.
Arrancó la moto y se fue.
¿Suerte? ¿Pero qué me ha liado este ya?
No sé a qué se refiere, pero sea lo que sea, voy a matarlo.
Entré en el parque y me senté a un banco a esperarlo.
-Pequeña, van a meterme en la cárcel.
-¡¿Qué?!-dije asustada, pues él tenía ya 18 años.
-He cometido un delito horrible… he hecho esperar a una dama-dijo sonriendo.

jueves, 26 de agosto de 2010

Cap.5 Desmadre

Bailaba. Y seguía bailando. No sé cuánto tiempo estuve bailando, pero me daba igual, porque era con él. No es que me estuviera enamorando, ni mucho menos. Pero él me divertía mucho. Llevaba muchos cubatas, no sabía cuántos, pero por el hecho de que ya me costaba no reírme, sabía que iba borracha.
-Lo siento Zac, te estarás llevando una mala imagen de mí.
-No, tranquila. Me has caído muy bien.
-Oye, ¿tú sabes dónde están mis amigos?
-Lo siento, pero no sé quiénes son-dijo riéndose. Genial, ahora yo era una payasa.
-¡Anda! Pues es verdad. Mira ella es así rubita canija y estará por aquí no es mucho de emborracharse así que irá bien, y él es moreno y… y… ¡está buenísimo! Sí, se llama Sergio. Oye, ¿tú has visto a Sergio?-pregunté dirigiéndome a un tío que pasaba por allí-Pero contéstame que te he preguntado, ¡cabrón!
-Ven aquí anda, que ya vas bastante contenta-me agarró por la cintura y me llevó a una habitación aparte con sofá y una televisión, es lo único que divisé en mi estado, debía ser una sala de estar.
-Pero Zac, tengo que encontrarlos hoy duermo con ellos. Pero no pienses mal, no vamos a hacer un trío ni nada pero es que yo vivo un poco más lejos así que…
No pude decir más, porque me calló. Me calló de la mejor forma que podía callarme. Me calló de un beso. Y menudo beso…
-Evelyn, espero que no te hallas enfadado no quería hacerlo con mala intención.
-Que no tonto, que me ha gustado-dije riéndome, menudo peo llevaba…
Entonces entró Javi por la habitación.
-Lo siento primo, ¿interrumpo?
Zac iba a hablar, pero lo interrumpí.
-¡Este! Este sí, ¡este conoce a mis amigos!
Javi miró un poco perplejo, pero Zac le aclaró las cosas.
-Es que no encuentra a sus amigos, Sergio y otra chica.
-Ah, pues Sergio está ocupado, así que mejor no molestarlo.
-¿Y Laura?
-Laura está… irreconocible. Borracha como sólo ella…
-¿Qué dices? Si Laura apenas bebe…
-Pues hija no la has visto.
-Me la tengo que llevar, ¿qué hora es?
-Evelyn son las cuatro de la mañana-dijo Zac uniéndose a la conversación.
-Llévame con ella por favor-le pedí a Javi.
-Claro, vamos guapetona.
-Javi por favor trátala bien.
-¡Ché! Que a ti te veo después, que eres mi Efron-le dije sonriendo.
Javi me agarró por la cintura y me sacó de allí.
Estuvimos dando vueltas por la fiesta, y ni rastro de mis amigos. A quien sí me encontré fue a Xiza, una amiga de mi hermana.
-¿Evelyn?
-Soy yo, y ahora no estoy como para acordarme de tu nombre.
-Xiza, soy Xiza…
-¡Eso! No te lo tomes mal, es que voy peo… oye, de esto a mi hermana nada eh, que después me riñe. ¿Qué hace un sitio como tú en una chica como esta? No, creo que no era así. Bueno, ¿qué haces tú aquí?
-Es que Javi es mi primo.
-¡Coño! Entonces el tío bueno morenito, el Efron, también lo es ¿no?
-Si te refieres a Zac, no lo es. Él es mi hermano.
-Anda, pues valla hermanito tienes hija. Bueno, que me voy a buscar a mis amigos. Te daría dos besos, pero no me fio valla a ser que te vomite.
-No te preocupes, viviré con ello-dijo sonriendo.
Javi, que se divertía con la situación, me dijo que si quería beber más.
-Tú lo que eres un cerdo-conseguí decir con dificultad.
-A ver Evelyn, que no pienses mal, yo sólo lo decía por si te apetecía hacerlo.
-¡¿Hacerlo?! ¿Hacer el qué?
-Beber, me refería a beber-dijo riéndose.
-Mira muchacho, que yo no me voy a acostar contigo, ¡ni con nadie vamos!
-¿Por qué no?-dijo y empezó a besarme el cuello.
-Ay, ¡quita baboso!
No lo hizo, pero alguien me pegó un tirón del brazo y me sacó de allí.
-¡Efron!
-Pequeña, no me des estos sustos…
-Si yo no he hecho nada.
-Mira, mi primo va bastante borracho, así que no le eches cuenta esta noche.
-Vale, papi-dije sin parar de reírme.
-Mira, ya es una hora razonable para que te vayas a casa.
-¿Cuál?
-Las seis.
-Pero si no he encontrado a mis amigos.
-Déjame tu móvil.
Le di mi móvil y rebuscó en la agenda, hasta que dio con el número que buscaba.
-Tu amigo era Sergio, ¿verdad?
-Sí, pero está tirándose a Elena no te molestes.
Los dos nos reímos y él empezó a hablar con alguien por teléfono, aunque yo no llegué a oír qué decía.
Colgó el teléfono y se dirigió hacia mí.
-Tu amigo Sergio viene ahora a por ti.
-Pero ¿dónde estamos?
-En el jardín, en un banco. Bueno pequeña, ¿me das tu número?
-Cógelo tú, tiene que estar en mi agenda poniendo “Yo” o algo así. Oye, ¿cómo que pequeña? ¿Tú quien te has creído que eres?
-Bueno, una persona dos años mayor que tú.
-Ah, entonces igual si que me quedo pequeñita a tu lado.
Pasaron unos minutos, y llegó Sergio.
-Evelyn, ¿estás bien?
-Pero claro, ¿no me ves?-dije levantándome, y me caí. Entre los dos me cogieron y se volvieron a sentar.
-Hola, soy Zac, un amigo de Evelyn.
-Hola Zac, yo soy Sergio.
-¡Sergio! ¿Te has tirado a Elena?
-Anda, calla bruta, no, no me la he tirado además la he tenido que dejar allí dentro sola por venir a por ti. ¿Y Laura?
-Yo que sé.
En ese momento salió Laura cantando por la puerta, como una loca.
-¡Laura!
-¡Evelyn!-me dijo y corrimos a abrazarnos en plan culebrón venezolano.
-Bueno Zac, creo que debería llevármelas, que ya van bastante contentas.
-¿Vais andando?
-Sí, pero la casa no está lejos, a unos diez minutos andando.
-Ya, pero tal y como van estas dos, tardaríais un siglo, venga que os llevo en coche.
-Pues me haces un favor, gracias tío.
-Voy dentro por las llaves y ahora vuelvo.
Zac se fue y al cabo de unos minutos volvió, y me agarró por la cintura.
-¿Dónde vamos Efron?
-A tu casa.
-Pero, ¿no deberías invitarme antes al cine?-dije riéndome.
-Yo no voy a tu casa, vas tú. Bueno, a la de tu amiga Laura, con ella y Sergio.
-Ah, entonces sí.
Llegamos a un coche gris, es lo único que recuerdo del coche. Zac me montó adelante y me puso el cinturón, mientras que Sergio se montó atrás con Laura. No tardamos nada, y llegamos a casa de Laura. Me bajé del coche y Sergio se despidió de Zac dándole la mano.
-Muchísimas gracias por todo tío. Por traernos, y por cuidar de esta individua.
-Todo un placer el cuidar de esta niña-dijo sonriéndome.
Sergio y Laura se fueron para adentro, dejándonos a solas.
-Adiós pequeña, encantado de conocerte.
-Espera Efron, ¿volveré a verte?
-Te he grabado mi número en la agenda, y yo he cogido el tuyo. Mañana te llamaré, hasta entonces.
Me dio un beso en la mejilla, se metió en el coche, y yo en casa.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Cap.4 La fiesta.

No tardamos mucho en llegar a la casa de Laura, donde estaba ella cenando con su madre.
-Vaya chicos estáis guapísimos. ¿Queréis cenar?
-Muchas gracias Miriam. La verdad es que tengo un pelín de hambre.
Nos sirvió un platito de macarrones a cada uno y nos lo comimos con mucho cuidado de no mancharnos.
Al acabar le ayudamos a quitar la mesa y recoger la cocina.
-Esta noche dormiréis aquí, ¿no chicos?
-Sí mamá, esta noche duermen aquí.
-Está bien os prepararé la habitación.
Con preparar la habitación se refería a ponernos los colchones en el suelo, nos encantaba dormir allí tirados, sobre todo en verano.
Miriam era una mujer encantadora, de unos cuarenta y cinco años para arriba y súper enrollada con nosotros. Quizá porque Laura es responsable y nunca le ha dado razones para no confiar en ella. Es morena y está un poco rellenita.
-Nos vamos ya, no nos esperes despierta mamá.
-Venga, ¡pasáoslo bien!
-Muchas gracias por la comida Miriam-le dije sonriendo.
-Eso, muchas gracias mami-le dijo Sergio, nos llevábamos genial con ella.
Salimos por la puerta y cogimos camino. La casa no quedaba muy lejos, a unos diez minutos andando, ya que era un barrio vecino al de Laura.
-Por cierto Laura, ¡qué guapa!
Se había recogido el pelo en una coleta alta y llevaba un vestido gris con unos tacones negros.
Por fin llegamos, menuda casa tenía. Eso era una mansión, más que una casa. En el jardín, había muchísima gente bailando y bebiendo incluso algunos en la piscina.
-Bueno, cuando esté tan ciega que no pueda ni caminar me avisáis para irnos a casa-dije con cara divertida.
-No digas eso-dijo Laura.
-Venga doña perfecta, vamos para adentro-dijo Sergio empujándonos hacia adentro.
Entramos en la casa y Sergio se fue en busca de Javi, que vino hacia nosotras.
-Vaya, vaya, supongo que sois Evelyn, y Laura.
-Sí, las mismas-le dije sonriendo.
-Pues bienvenidas a mi fiesta y espero que disfrutéis.
-Gracias, si no te importa vamos a por algo para beber.
-Serviros.
Qué caballeroso, será gilipollas. Sólo quiere ligar, aunque dudo que lo consiga con esos modos. Necesitaría que yo estuviera desesperada. O al menos borracha.
El ambiente de la fiesta era genial, había muchísima gente, la mayoría de mi instituto, ya fueran de la E.S.O o de Bachiller. La música sonaba a un volumen que daba gusto, no podías ni hablar, pero para bailar venía de perlas. La decoración era la normal para una fiesta, altavoces por todos lados, una bola de luces, otra de luces de colores… Lo que no había ningún cuadro de familia ni fotos ni nada, los habría quitado todos.
-Vaya fiestón-dijo Laura.
-Los padres se han ido de viaje de trabajo y Javi no ha dudado ni un momento en hacer una fiesta-dijo Sergio mirando hacia el horizonte-¡mirad! ¡Ahí está Elena!
Elena era una chica morena, alta y guapa. No era del grupo de las pijas, tampoco del de las “canis”. Iba un poco a su aire, y de vez en cuando iba con su prima Nerea, de la que no quiero dar muchos detalles.
-Pues venga Romeo, a conquistarla-le dijo Laura y él se fue tan contento.
-Vamos, que necesito un cubata.
Fuimos a la barra y nos servimos un cubata. Bueno, me lo sirvió un chaval que había allí, ni si quiera sabía quién era ni qué me había echado, pero me dio confianza…
-Hola rubita, ¿tengo el placer de saber tu nombre?
-Soy Evelyn.
-Encantado Evelyn, yo soy Zac, bueno es Zachary, pero me dicen Zac.
-Zac, ¿Efron?-dije de broma.
-No, no me gustaría ser ese.
-¿Porqué?
-Porque si fuera ese ahora mismo no te hubiera conocido.
-¡Vaya piropo! Tú sí que eres un conquistador. Por cierto, nunca te he visto por aquí.
-No soy de aquí. Soy americano, de California.
¡Pues vaya con el americano! Estaba para cogerlo y no soltarlo. Este Zac era todo lo contrario de Zac Efron, ya que era moreno de ojos marrones. El cuerpo era espectacular, como he dicho, para cogerlo y no soltarlo. ¿Y la sonrisa? Puff, la nieve pura en sus dientes.
-¿Americano? ¡Hijo de tu madre! Qué suerte, yo amo Norteamérica. ¿Y ese acento? Porque el español lo hablas casi mejor que yo.
-Es que mi padre es español, soy bilingüe-dijo con esa sonrisa que mataba.
-¿Y qué haces por aquí?
-Pues con mi primo Javi.
-Ah, que Javi es tu primo…
-Sí, ¿no te cae bien?
-No sé, no lo conozco mucho.
-Bueno, Evelyn, ¿te apetece bailar?
-Con una condición.
-¿Cuál?
-Que baile contigo.
-Eso está hecho-los dos sonreímos y fuimos hacia la pista de baile.

martes, 24 de agosto de 2010

Cap.3 De canguro

Las once de la noche, David se duerme. Llevábamos horas jugando, pero no se dormía. Lo llevé a la que fue mi habitación, que ahora es suya cuando duerme aquí, decorada con “Spiderman” y otros súper héroes. Las cosas de mi habitación de la “Hello Kitty”, fue por así decirlo, heredada por Jennifer, que ahora tiene nueve añitos y le gusta mucho la famosa gatita. Yo tengo el cuarto que tenía mi hermana, exactamente el mismo. No he cambiado nada, sólo algunas fotos que había de ella y sus amigas.
Encendí mi ordenador portátil, regalo de mi hermana por mi último cumpleaños, y me conecté al Messenger para ver si Laura o Sergio estaban conectados.
*Laura (L) dice: ¡Tía! Pensé que no venías ¬¬
*Eve (H) Summer time (H) dice: No me puedes decir nada, he estado jugando con David y esperando a que se durmiera ¬¬
*Laura (L) dice: ¿Ves? Así sí nos entendemos 
*Eve (H) dice: ¿Y Sergio?
*Laura (L) dice: Se ha conectado, pero se ha ido porque tenía sueño y mañana tiene que ir a ayudar al padre a no sé dónde.
*Eve (H) Summer time (H) dice: Pero, ¿habéis quedado para mañana o algo?
*Laura (L) dice: Sí, hemos quedado en mi casa a las doce y media. He pensado que para que no cojáis la moto de noche, os quedéis a dormir aquí.
*Eve (H) Summer time (H) dice: Sí vamos, como todas las fiestas cercanas a tu casa, ¿no?
*Laura (L) dice: Jaja, sí, más o menos
*Eve (H) Summer time (H) dice: Bueno, yo voy a acostarme que tengo sueño, David me deja destrozada. Qué mal suena,  bueno hasta mañana, ¡te quiero mucho, un beso!
*Laura (L)  dice: Venga, buenas noches te quiero.
Me desconecté y me puse el pijama. Tenía bastante sueño, pero no sé porqué me costó tanto dormirme esa noche.


Otra vez los gritos de David, un día lo iba a matar.
-¡Evelyn, está aquí Jennifer!
Mira, por esa se iba a escapar, quería ver a mi rubita. Me levanté y abrí el pestillo. No me dio tiempo a decir nada, los dos habían entrado y estaban saltando en mi cama.
-Eh, ¡abajo!-los dos pararon de saltar y se quedaron muy serios, no se esperaban que yo les gritara así-no se puede saltar en mi cama… ¡sin mí!-dije y me tiré a la cama como una loca a saltar con ellos.
Después cogí a Jennifer y la besé en la frente.
Estaba guapísima, tan rubia, tan pequeñita. Tenía el pelo cortito, liso.
-¿Y tu madre?
-Trabajando.
-¿Quién te ha traído?
-Mi padre.
Su madre, Cristina, era la hermana de mi cuñado Jonathan. Era muy guapa, y trabajaba de peluquera, que era lo que mejor se le daba. Su padre, bueno, su padre se dio a la fuga sin saber que fue padre. El novio de su madre, es la persona a la que ella llama padre, ya que desde sus tres o cuatro añitos han estado muy unidos. Él se llama Hugo, y es alto y moreno. La verdad ha sido un padre para Jennifer y lo ha hecho genial. Él trabaja ayudando a Jonathan en el bar.
-Pues nada, me toca hacer de niñera.
No había terminado de hablar y ya me estaban llamando al móvil.
-¿Sí?
-[…]
-Ah, hola Laura, ¿qué pasa?
-[…]
-Vaya, no puedo ir, es que tengo que cuidar a David y Jennifer.
-[…]
-Dile a Sergio que iré otro día a verlo hacer surf, ¡lo prometo!
-[…]
-Gracias, ¡te quiero!
Colgué el teléfono y me puse a jugar con los pequeños hasta la hora de comer.
A dicha hora, bajé abajo y ayudé a mi madre a poner la mesa.
-Mamá, esta noche no duermo en casa.
-¿Cómo que no? ¿Dónde vas a dormir?
-En casa de Laura, es que vamos a una fiesta.
-Bueno, pero ten cuidado por favor.
-Que sí, sabes que lo tengo.
Terminé de comer y me subí a dormir un rato, para estar activa esta noche.
“Estaba rodeada de gente, en medio de la pista de baile, cuando él se me acercó. Me acarició la cara y me susurró al oído. A mí me dio un escalofrío y los dos nos fuimos juntos”.
Había soñado algo muy raro con un chico, pero no recuerdo quién era. Intenté recordarlo, pero alguien aporreó mi puerta.
-¡Tita que me voy!
Abrí la puerta y lo cogí en brazos
-¿Y tu madre?
-Abajo.
Lo solté en el suelo y bajé a ver a mi hermana.
-Hola fea.
-Hola chica canguro.
-¿Qué tal ha ido la entrevista?
-Muy bien, ha sido para una revista que ni conocía, ni siquiera recuerdo el nombre.
-¿Te llevas a David ya?
-Sí, y a Jennifer también, los llevo al bar que vean un rato a Jonathan.
-¡Con papá!-gritó David entusiasmado.
-No tonto, es el tito-le replicó Jennifer.
-Ya está, es el padre de David y el tío de Jennifer-les dije para que se tranquilizaran.
-Bueno, me voy ya que tengo el coche en marcha.
Salí afuera con ellos y los despedí en el jardín.
Se fueron y yo me subí a mi habitación, ya eran las nueve y yo tenía que arreglarme.
Me duché tranquilamente y fui en dirección hacia mi armario. Al cabo de un ratito, encontré el conjunto perfecto. A lo mejor era provocativo, pero la ocasión no se merecía menos.
Cogí un vestido negro de tirantes que me hacía un escote impresionante, y me llegaba por la mitad del muslo. Me puse unos tacones blancos bastante altos y una flor blanca en la cabeza, echándome un mechón de pelo de al lado de mi cara hacia atrás.
Mi bolso también era blanco, y los demás complementos-pulseras, pendientes-también eran blancos.
En pelo lo llevé planchado con algunos tirabuzones, me quedaba genial. Me maquillé ligeramente, pues no quería ir hecha un lazo. Para cuando terminé ya era la hora a la que habíamos quedado, así que cogí mis cosas y me fui sin cenar.
En la puerta me esperaba Sergio con la moto, como de costumbre.
-Sólo te diré tres cosas, ¡guapa, guapa y guapa!
-¡Tú sí que vas guapo!-le dije soltándole un beso en la mejilla.
Llevaba puestos unos vaqueros, con una camisa rosa palo que llevaba por fuera de los pantalones, y una corbata azul turquesa a juego con los zapatos.
Me monté en la moto y cogimos rumbo a la casa de Laura.

lunes, 23 de agosto de 2010

Cap.2 Selena Rainbow

En el instituto, había sido un tiempo popular. Pero no porque yo le gustara a la gente, si no porque desde que mi hermana sacó su primer disco, era una súper estrella adolescente. Ahora mismo está trabajando en su tercer disco. Pues eso, como mi hermana era la Miley Cyrus a lo español, todo el mundo iba detrás mía, aunque yo sabía que no querían mi amistad, sólo querían tener contacto con mi hermana. Pero a mí me daba igual, me resbalaba todo eso. Yo sabía con quién tenía que juntarme, y con quién no. Yo pasaba, todo eso era tiempo pasado, ahora la gente me hablaba pero no me atosigaba tanto como antes. Mi hermana seguía gustando, pero ahora no era tan revelación como antes.
Al salir del instituto, nos quedamos en un parque del instituto hablando Sergio, Laura y yo.
-¿Planes para el fin de semana?-preguntó Laura.
-Pues no lo sé, la verdad no tenía nada en especial pensado-comenté yo, mientras hacía el tonto con el móvil.
-Yo lo tengo claro.
Las dos miramos a Sergio un poco perdidas, pues no sabíamos a qué se refería.
-¿Y qué es lo que el señor tiene tan claro?
-Este fin de semana voy a ir con dos preciosidades a una fiesta. La de Javi.
-¡¿Qué Javi?!-gritamos las dos a la vez.
-Sí, ese Javi.
Sabíamos quién era, sólo que no nos lo podíamos creer. El tío más bueno del colegio nos había invitado a su fiesta. Javi era muy guapo, pero estaba hueco. Bueno, quizás tuviera serrín o paja por allá adentro, pero yo creo que la cabeza, la tenía más bien hueca…
Él era rubito, y alto.
-Es tu oportunidad Evelyn, ¡a por él!-me dijo Laura.
-Vamos a ver, está muy bueno, pero no me gusta, él sería solo un rollo.
-Pues yo voy a lanzarme a por Elena-dijo Sergio muy orgulloso.
-Pero si no te gusta-le dije dándole un pequeño puñetazo en el brazo.
-No pasa nada, como tú dices, es sólo un rollo.
-¿No os da nada el hablar así?-dijo Laura con un hilo de voz de enfado-sólo vais de rollo en rollo, deberíais madurar un poco…
Sí, Laura es la típica que no acepta los rollos, que le gustan las relaciones estables, aunque no ha tenido muchas, un par, pero sólo duraron unos meses… ella se ilusionaba muy pronto, pero siempre la dejaban, la querían para lo que la querían, a la pobre.
-Tranquila Laura, tranquila. Olvidemos este tema, y pensemos en que nos lo vamos a pasar genial-le dije con el fin de que no se comiera la cabeza más.
-Bueno chicas, nos tenemos que ir, al menos Evelyn y yo, que mi madre se habrá vuelto loca de esperarme para la comida.
Laura vivía cerca del instituto, así que no tenía problema en ir andando.
-Esta noche al Messenger todo el mundo, que tenemos que quedar para la fiesta de mañana.
-Venga, hasta luego Laura-dijo Sergio y nos fuimos en la moto.
Al llegar a casa, me despedí de él con un beso en la mejilla y me metí en casa, donde vino a recibirme mi sobrino.
-¡Guapo! ¿Qué haces tú aquí?
-Me quedo a jugar-dijo riéndose y saltando.
-Es que tu hermana tiene una entrevista con una revista, y Jonathan trabaja.
Genial, a otra revista. Había salido ya en muchas revistas, pero a mí me gustaban la Bravo, y la Súper Pop, en las que yo ya había salido un par de veces en apartados con títulos como, “Selena Rainbow y su familia” o, “La familia Rainbow al completo”. Selena Rainbow, era su nombre artístico, ya que Selena González se parecería a Selena Gómez, y sería como un plagio. Lo de Rainbow se lo dedica a su hijo David, ya que significa arco-iris y dice que él le da color a su vida.
Mi cuñado Jonathan trabajaba en un bar que había montado. La verdad es que iba mucha gente, ya que mi hermana le daba buena fama al local.
-Bueno, vente conmigo arriba enano-le dije ofreciéndole mi mano, pero él echó a correr hacia arriba como un loco riéndose.
-Ten cuidado con él anda-me dijo mi madre y se volvió hacia el salón.
Subí a mi habitación y jugué con mi sobrino a las tonterías que se nos ocurrían. Me lo pasaba súper bien con él, en el fondo yo era otra niña.

sábado, 21 de agosto de 2010

Cap.1 Último día de clase

Por fin, último día de clase. Me despierto debido a que mi sobrino entra por la puerta de mi casa pegando voces. Vino hacia mi habitación, e intentó abrir la puerta, pero fue en vano, pues tenía el pestillo echado. No insistió mucho, y fue en busca de algo con qué jugar o entretenerse. Me levanto en mi habitación, heredada de mi hermana, y me asomo al espejo. Como cada mañana me asusto, ¡vaya pelos! Bueno, creo que debería presentarme un poco, soy Evelyn, Evelyn González. Tengo dieciséis años cumplidos en enero, y vivo con mi madre, Irina, y su marido Pedro en un pueblecito de El Castillo llamado Luna. También tengo mi perro, Toby, un labrador que ya está bastante grande. Tengo una hermana, que tiene veintidós años, y vive en un pisito con su novio y su hijo, el que me ha despertado hace un ratito. Ella es Selena, y su novio es Jonathan. El pequeñajo, es David. La verdad, es que lo es todo para mí. Daría la vida por él si hiciera falta.
-Evelyn, ¡arriba! ¿No querrás llegar tarde el último día de clase no?
-¡Ya voy!
Me duché rápidamente pues no quería llegar tarde a clase, aunque hoy haríamos poca cosa, quizás contar los planes del verano o nos dirían las notas.
Después me vestí con unos vaqueros, una camiseta de mangas cortas roja, y unas converse negras.
Peiné mi rubio pelo, y lo dejé suelto para que tardara menos en secarse. Mis ojos eran de un color claro, pero no se definen de un solo color… Se podría decir que son una mezcla de grises, verdes, azules… Bueno, suelen decir que son bonitos, aunque yo nunca me he parado a fijarme.
-¡Tita!-dijo mi sobrino entrando por la puerta.
-¿Y el rubio más guapo?-mi sobrino era rubio, y tenía unos ojos también claros. Sí, el típico rubio de ojos azules que vuelve loca a cualquiera, sólo que este aún tiene seis años. Todos dicen que se parece a su padre, pero entonces es porque no conocen al verdadero… vamos, que es calcado a la madre.
-Juega conmigo.
-No puedo David, yo tengo que ir al instituto. Oye, ¿tú no tienes colegio o qué?
-Mamá me ha dejado faltar.
-Ay, qué mimado que estás.
No dijo nada, simplemente se fue corriendo riéndose.
Fuera escuché el pitido de una moto, una moto que reconocería en cualquier parte. La de Sergio.
Sergio es mi mejor amigo desde hace mucho, ya que somos vecinos. Cogí mi móvil, mis llaves y mi bolso, y bajé a despedirme de mis padres. Bueno, mi madre y su marido, aunque yo lo tomaba como un padre y lo llamaba papá, no como mi hermana. Ella lo llamaba Pedro. No lo hacía por nada en concreto, simplemente ella tuvo un padre, yo no. Mi padre murió cuando yo aún no había nacido. Un accidente de coche, si interesa saberlo. No fue culpa suya, un conductor borracho se le cruzó.
-Mamá, me voy que ya está aquí Sergio.
-Ten cuidado, y ¡ponte el casco!-les di un beso a mis padres y mi hermana, que había venido a traer al niño, y me fui hacia la puerta, donde la moto volvió a sonar un par de veces.
-Evelyn, ¡que no llegamos!
-Lo siento, culpa mía.
Me puse mi casco y arrancó la moto, después me monté y nos fuimos pitando. La velocidad no era lo suyo, a no ser que llegara tarde. Siempre era muy puntual para todo.
Sergio era el mejor amigo que alguien podía tener. Estaba ahí para todo, en los buenos y malos momentos. Él era moreno, con el pelo larguito. Y físicamente, en pocas palabras, estaba BUENÍSIMO. Muchas chicas iban detrás de él, pero él pasaba un poco. A lo mejor algún que otro rollo, pero nada serio. Para él sus verdaderas chicas, éramos Laura y yo.
Laura, mi mejor amiga desde que tengo uso de memoria. Bueno, exactamente desde nuestros diez años. Ella era una hermana para mí. No como Selena, claro, pero es que ella tenía mi edad, y muchísimas cosas en común conmigo, era de confiar, una verdadera amiga. Se lo contaba TODO. Sabía que nunca iba a traicionarme. Laura era rubia con el pelo muy liso, y unos ojos verdes preciosos. Tenía un buen cuerpo, aunque como ella decía, estaría mejor con un par de kilitos más.
Llegamos al instituto, y allí nos esperaba Laura.
-Ni el último día a tiempo.
-Adivina quién tiene la culpa-dijo Sergio aparcando la moto.
-¡Lo siento! Es que mi sobrino me ha entretenido.
-Ah, pues haber empezado por ahí. Al pequeño se lo perdono todo-dijo Laura sonriendo. Ella adoraba a mi sobrino, le encantaban los niños.
-Bueno chicos, vamos para adentro-dijo Sergio.
-¡Qué rápido se me ha pasado el curso!-dijo Laura entusiasmada.
-A mí se me ha pasado volando la E.S.O-añadí yo divertida, y entramos al instituto.